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sábado, 1 de mayo de 2021

Georgia O'Keefe en el Thyssen

  

Título: Georgia O'Keefe                                                                                                   Autora: Marta Ruiz (comisaria)

Páginas: 315

Editorial: Museo Thyssen-Bornemisza

Precio: 38 euros

Año de edición: 2021

En el madrileño Museo Thyssen-Bornemisza y hasta el próximo ocho de agosto puede visitarse una exposición de las pinturas de Georgia O'Keefe, de una belleza rotunda y apabullante. Son cuadros grandes, llenos de colores rabiosos, que muestran flores, paisajes muy estilizados y composiciones a medio camino entre el realismo y la abstracción.

La influencia del arte japonés, el impacto continuo de la naturaleza más pura, un cierto minimalismo y un manejo extraordinario del color, hacen de esta exposición una de las mejores que ha pasado por el museo. Esta mujer me parece que hace cuadros para todos los públicos, obras que pueden embelesar por igual a niños, críticos expertos, público de la calle, amas de casa... da igual, la experiencia perceptiva de colocarse delante de una de estas telas es sobrecogedora.

Por supuesto, gran parte de su hermosura está en los colores que emplea, brillantes e inolvidables, pero hay otro elemento que destaca aún más: los blancos luminosos, la claridad cegadora que se adivina tras algunos bordes y en algunos rincones de sus composiciones. Eso, junto a los contrastas de luminosidad en los tonos, que llenan los colores de texturas interesantes, hace que la experiencia visual sea muy rica y algo hipnótica.

Domina hasta tal punto esos claroscuros luminosos que, en ocasiones, hizo cuadros en blanco y negro o casi en blanco y negro, que son igualmente bellos e impresionantes. Una artista única, que os conmoverá hasta la médula, no os la perdáis. Como la entrada cuesta 13 euros y la muestra se compone de 90 obras, contemplar con calma cada cuadro sale a 14 céntimos. Una bagatela.

Flor blanca

Paisaje de Nuevo México

Una oportunidad única para los que vivís en Madrid, y para los que no, aquí podéis ver al menos la revista digital que ha publicado gentilmente el museo: enlace. Aunque la verdad, es que los cuadros pierden mucha magia y sutileza en las reproducciones.

Yo no sabía que se podía pintar así.

Geogia O'Keefe (San Prairie, 1887-1986) nació en una granja en Wisconsin, hija de unos modestos productores de leche. Su padre era irlandés y su abuelo materno, un conde húngaro que se fué a EE. UU. en 1848. A los diez años, decidió que iba a ser artista y, junto a su hermano, aprendió a pintar con la acuarelista local Sara Mann.

Completó sus estudios y se formó en el Instituto de Arte de Chicago y en la Liga de estudiantes de arte de Nueva York. Como no podía costearse la universidad, trabajó dos años como ilustradora comercial y siete años más enseñando arte por varios estados. Durante los veranos continuó aprendiendo y conoció al pintor Arthur Wesley Dow, que sostenía como método basarse en el estilo propio y la interpretación personal de temas, en lugar de intentar copiar o representar. Tenía entonces 27 años y esos principios cambiaron completamente su forma de pintar.

Siguió enseñando arte mientras estudiaba en la Universidad de Columbia. En 1916 realizó su primera exposición animada por el fotógrafo Alfred Stieglitz, con el que se casaría ocho años más tarde y mantendría una relación sentimental y profesional durante toda su vida. Cuando se quedó viuda, se instaló en Nuevo México.

Su carrera estuvo llena de éxitos, varias veces ha batido el récord mundial de importe pagado por un cuadro de una artista y en 2014, un cuadro suyo se adjudicó por 44 millones de dólares. Está considerada como la madre del modernismo estadounidense.

Georgia O'Keefe, fotografiada por Stieglitz en los años 20
 
 Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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