El abisinio - Jean-Christopher Rufin

 

Título: El abisinio                                                                                                               Autor: Jean-Christophe Rufin

Páginas: 560

Editorial: Ediciones B

Precio: 15 euros

Año de edición: 2005

¡Qué gozo! ¡Una novela de aventuras al más puro estilo clásico! No falta de nada:

• Lugares exóticos como Abisinia —hoy norte de Etiopía— donde reina el poderoso Negus, de una dinastía mítica enraizada en la del rey Salomón; la colonia francesa de El Cairo y la espectacular, todopoderosa y versallesca corte del Rey Sol en pleno esplendor, codiciando ampliar sus territorios de dominio y explotación. 
• La presencia remota del Vaticano como poder a conquistar por los jesuitas, en confrontación permanente con los capuchinos para lograr la conversión espiritual —¿solo? — de cualquier país, más si estaba dominado por los musulmanes y en el caso de Abisinia porque ambas instituciones ya habían puesto sus ansias evangelizadoras años antes con escaso éxito. 
• Los viajes, algunos tan peligrosos en aquella época para extranjeros blancos como cruzar el desierto, en donde lo de menos era perder todas las riquezas que se llevaran. 
• Y el que pudiera llamarse «viaje iniciático» del héroe, Poncet, que en la Corte de París se hace consciente de lo que es la política y el vasallaje: un sinfín de engaños, mentiras, tráfico de amistades interesadas y falsedades de todo tipo que conformaban la intriga dominante en todos los estratos del poder de cualquier tipo que fuera. A partir de ese momento decide no tener nunca señor fuera humano o espiritual ante quien arrodillarse. 
• El romance en el que el amor debe vencer innumerables vicisitudes para triunfar. 
• Un héroe valeroso y bondadoso en quien priman los valores humanistas y una heroína adelantada a su época que decide ser libre y rechaza todas las convenciones sociales que encorsetaban a las jóvenes de la nobleza en el único papel que les estaba permitido, el de ser obedientes hijas, sumisas esposas, amén de madres amantísimas. 
• Asalto y «rapto» en el camino que conducía al convento con la «salvación» de la heroína. 
• Algún que otro lance de adiestrados espadachines. 
• Numerosos personajes secundarios que sitúan muy bien al lector en el tiempo y en los espacios de la acción y completan de manera muy visual los ambientes en los que se desarrolla, esencia de toda novela de aventuras. Por ello, algunos personajes funcionan como ejemplos, de la gran variedad de grupos sociales a los que pertenecen.

El estilo y manejo del idioma del autor se corresponde con el esmero y cuidado de los maestros del género, no en vano uno de sus mayores exponentes franceses fue Alejandro Dumas y no es coincidencia que el autor sea miembro de la Academia Francesa. Rufin apuesta por la sencillez y la agilidad, lo que consigue introduciendo diálogos y con solo las descripciones imprescindibles para que los lectores podamos visualizar claramente los mundos tan diferentes y extraños para nosotros. Con frecuencia encontramos giros más cultos para enmarcar determinados ambientes y a sus personajes, sin que se haga pesado. Se agradece la sonrisa que provocan los momentos de crítica inteligente y el fino sentido del humor que utiliza a lo largo de toda la novela.

Una curiosidad es que, a pesar de haber centrado varias de sus novelas en siglos pasados, como en esta, no se considera autor de novela histórica. En realidad, el marco histórico, que es verídico y para lo que se documenta con gran dedicación —en El abisinio se trata de la primera embajada francesa a aquel país—, le sirve para hablar también del momento presente, pues las cuestiones de fondo de las que trata se pueden trasladar al momento actual. El ser humano cambia poco, son las circunstancias las que evolucionan.

La esencia del autor y lo que ha sido su motor en la agitada, y se puede decir también que aventurera vida, que no es otra que el humanismo y su diversidad de valores, entre los que destaca la libertad y el respeto al otro, valores que están presentes en sus novelas, lo que las hace aún más atractivas. No es de extrañar que por esta recibiera en 1997 el premio Goncourt a la primera novela de un escritor. No le faltó razón al jurado. Más tarde, en el 2001, con su novela Rojo Brasil volvió a ganar el Goncourt, esta vez el primigenio instituido por los famosos hermanos.

Lectura ideal para estos duros, largos, pesados y agitados tiempos en los que se ansía muchas veces entrar en una burbuja de aislamiento en donde el virus no lo impregne todo y nos permitamos la distracción. Estupenda elección.

 

Jean-Christopher Rufin

Jean-ChristopheRufin (Bourges, 1952). A pesar de que cuenta en su haber con más de 24 publicaciones entre ensayos y novelas, se define como médico que es porque, dice, es una manera de observar el mundo que tiene encarnada e intenta que esté presente en toda su literatura.

Es una persona muy activa y comprometida, lo que le ha supuesto tener una vida muy interesante y llena de experiencias singulares. Como médico, ejerció la mayor parte del tiempo en diversos países en desarrollo como Eritrea, Sudán, Filipinas o Nicaragua. Fue presidente de Acción contra elhambre y vicepresidente de Médicos sin fronteras en la época fundacional de las ONGD. 

 

Como político, fue consejero del Secretario de Estado para los Derechos Humanos y del de Defensa de su país con encargos específicos en operaciones de mantenimiento de la paz. También fue Embajador de Francia en Senegal y Gambia. En 2008 fue elegido como uno de «los inmortales» de la Academia Francesa. Es un gran apasionado de la montaña y los deportes que en ella se practican. En las entrevistas se muestra como una persona serena, afable y sencilla en quien se descubre enseguida una gran profundidad y cultura. Interesante persona y buen escritor. Una estupenda conjunción.

Publicado por Paloma Martínez.