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domingo, 10 de enero de 2021

Historias y leyendas de la anguila

Naturaleza muerta: salmonete y anguila de Monet (1864)

Pues resulta que la anguila es un animal sinusoso y escurridizo, que se escapa entre los dedos y no se deja entender fácilmente. Durante mucho tiempo, no se supo cómo se reproducía. No se encontraron en su cuerpo órgamos genitales y nadie vió a las anguilas ni copular ni poner huevos. 

El gran Aristóteles fué uno de los primeros en mostrar su perplejidad ante el misterio. El sabio griego concluyó que «la anguila no es ni macho ni hembra y no puede engendrar nada» y sostenía que nacía «por generación espontánea del lodo y la tierra húmeda». Durante siglos se formularon las teorías más disparatadas e imaginativas: que las anguilas se entrelazan y descargan una especie de fluido viscoso que se queda en el barro y genera descendientes; que se frotan contra las rocas y las partículas raspadas cobran vida; que nacen de un rocío especial que cae en los meses de mayo y junio en las orillas de algunos estanques o ríos en particular y que en pocos días el calor del sol lo convierte en crías de anguila...

Hasta tal punto permanecío el enigma sin resolver, que el biólogo alemán Max Schultze dijo en 1874 en su lecho de muerte que moría tranquilo porque, después de la Teoría de la evolución de Darwin, «todas las cuestiones importantes de mi especialidad se han resuelto, excepto la cuestión esa de la anguila».

Curiosamente, dos años después, en 1876, un Sigmund Freud de 20 años fué enviado a Italia con el encargo de diseccionar el mayor número posible de anguilas y resolver la espinosa cuestión de una vez por todas. En 1777, un italiano llamado Carlo Mondini había encontrado por fin los ovarios en un ejemplar especialmente grande, pero los testículos no aparecían por ningún lado. El insigne austríaco hizo bien su trabajo y parece que encontró los testículos en varios especímenes, o al menos así lo reflejó en el informe final que presentó en Viena. Sin ambargo, no lo tomaron muy en serio, porque sus conclusiones no tuvieron repercusión alguna.

Por fin, el italiano Giovanni Grassi resolvió el asunto en 1896 al criar angulas en su laboratorio y demostrar así que su ciclo de vida se componía de cinco estados: larvas, angulas, angulones, anguilas amarillas y anguilas plateadas. Las amarillas son asexuadas, pero llega un momento en el que almacenan grasa para emprender una migración de miles de kilómetros hasta el Mar Caribe y reproducirse allí, desarrollan testículos u ovarios y su color se vuelve amarillo. Caso resuelto.

Pero éste no es el único misterio protagonizado por la escurridiza e inaprensible anguila. Según ha publicado la BBC recientemente, es posible que nada menos que la leyenda del monstruo del Lago Ness haya sido originada por una anguila gigante vista a lo lejos. En lontananza, no es fácil distinguir el tamaño de lo que se ve al carecer de referencias y un avistamiento erróneo pudo haber sido el origen de todo. Así parace que lo indica un exhaustivo análisis del ADN encontao en las aguas del famoso lago. No ha aparecido código genético ni de plesiosaurio, ni de serpientes gigantes, ni de tiburones del ártico, ni de esturión ni de ningún gran animal, pero sí, enormes cantidades de ADN de anguila.

Una de las fotos más famosas de Nessie, tomada en 1934 por un cirujano.  Parece 
que es en realidad un submarino casero con una cabeza pegada de masilla de madera

Tendría gracia que, efectivamente, la famosa y monstruosa criatura fuera en realidad... una modesta, inofensiva y vulgar anguila.

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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