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miércoles, 15 de abril de 2020

Diario del año de la peste - Daniel Defoe


Título: Diario del año de la peste
Autor: Daniel Defoe

Páginas: 202

Editorial: Verbum
  
Precio: 17,95 euros

Año de edición: 2017

Pues se me ha ocurrido aprovechar el confinamiento en casa durante esta pandemia de coronavirus para leer este curiosísimo «Diario del año de la peste», publicado por Daniel Defoe en 1772 sobre la terrible plaga que asoló Londres durante el año de 1665. Se presenta como una novela, pero se supone que se trata de una versión ordenada y novelada por el autor de las notas que dejó su tío Henry Foe, que vivía en el barrio de Whitechapel, en pleno centro de la ciudad. 

Defoe nos ofrece un relato sobrio, contenido, objetivo y realista, un ejercicio de nuevo periodismo avant la lettre muy bien ejecutado, que no se recrea en lo morboso y terrible de los sucesos que se cuentan, pero que da testimonio de multitud de detalles escalofriantes, manteniendo cierta distancia y describiendo bien las reacciones de los protagonistas.

La narración está ordenada cronológicamente, todo en una larga pieza sin dividir en capítulos, y llena de detalles de nombres de barrios, calles y otros pormenores, que pueden ser originales o añadidos luego por el autor, pero que en cualquier caso contribuyen a crear un tono de crónica periodística.

Está escrito en primera persona, en forma de diario de experiencias personales de alguien de cierta posición económica, muy probablemente el tío del autor como hemos dicho, que decide, en lugar de irse al campo para evitar el contagio como hizo buena parte de la clase alta londinense, quedarse como testigo para ver qué pasaba. Y desde luego, debió de arrepentirse muchas veces de su decisión, porque luego aislaron la ciudad y fué imposible escapar. 

El espectáculo fué dantesco, el texto es pavoroso y no se lo recomiendo a quien quiera mantener el ánimo y la moral bien alta en la situación actual. No voy a dar detalles, pero el contenido es realmente espantoso y sobrecogedor, precisamente por su realismo y verosimilitud.

Varias cosas llaman la atención de esta crónica novelada. En primer lugar, su excelente factura. El texto parece moderno, escrito casi en la época actual y no creo que sea debido a la traducción tanto como al talento del autor de Robinson Crusoe.

En segundo lugar, las similitudes con la situación actual, a pesar de los casi cuatro siglos transcurridos. La solución más efectiva era el confinamiento radical de las casas en las que aparecían casos; se tapiaba la puerta y se colocaba a un soldado en la entrada para que nadie pudiese salir. Se prohibieron todas las aglomeraciones de gente. La vía de contagio más frecuente, una vez que todo el mundo estaba encerrado en su casa, era el desplazamiento a las tiendas para comprar comida, lo hiciera uno mismo o se enviase a los criados. 

Proliferaban los más variados bulos sobre remedios caseros y milagrosos; el propio autor confiesa haber tomado la tríaca de Venecia, como tratamiento preventivo, y creer en las propiedades de la píldora antipestilencia (pill. ruff.), ambas cosas creo que perfectamente inútiles. Proliferaban los timadores, embaucadores, charlatanes y adivinos, aunque curiosamente, todos desaparecieron al mismo tiempo que la enfermedad, no se sabe si contagiados o rechazados por una sociedad desengañada. Como en toda situación extrema aparecía lo mejor y lo peor del género humano. Asombrosamente, las cifras de muertos en un día eran similares a las actuales y todo el proceso duró aproximadamente un año (lo que calculo que puede durar, más o menos, esta epidemia del 2020), hasta que la mayoría de la población se inmunizó y el mal desapareció como por ensalmo.

La crisis económica fué terrible, agravada porque solo nueve años después se desató el famoso incendio de Londres y muchas de las reflexiones que se hacen ahora recuerdan a las de entonces. Una de las cosas más impresionantes parece que era el sobrecogedor silencio que reinaba en la ciudad. El texto finaliza con una coplilla popular:

Una terrible peste hubo en Londres
en el año sesenta y cinco,
que arrasó casi cien mil almas
¡Y sin embargo estoy vivo!

En fin, una crónica impresionante, de mucha calidad, en la que se aprenden multitud de cosas de la vida cotidiana de la época, muy recomendable, aunque reconozco que quizás no sea este el momento más apropiado para leerla.

Portada original de la primera edición

Daniel Foe (Londres, 1659-1731), más conocido como Daniel Defoe, su pseudónimo literario, fuéun periodista y escritor inglés, famoso por haber escrito su celebérrimo Robinson Crusoe. Se le considera uno de los pioneros en lengua inglesa del género de la novela, que luego se popularizaría.  


Hijo de un carnicero, que también se dedicaba a hacer velas con el sebo de las reses, se quedó huérfano de madre a la tierna edad de diez años. Tuvo que dedicarse desde muy joven a comerciar con todo tipo de productos, desde calcetines a vino, pero tuvo una fortuna muy irregular y soíia estar cargado de deudas, por las que incluso llegó a estar encarcelado cierto tiempo. 

A los 25 años se casó y tuvo ocho hijos, de los que sobrevivieron seis, lo cual no ayudó precisamente a mejorar la economía familiar. Tuvo la mala ocurrencia de apoyar la rebelión fracasada del duque de Monmouth (1685) y visitó de nuevo la prisión, menos mal que un providencial indulto le salvó.

Viajó por Europa comerciando vino con Oporto, Cádiz y Lisboa, fué recaudador del impuesto sobre las botellas y, finalmente, consiguió cierta estabilidad financiera con una fábrica de tejas y ladrillos en Essex.

Volvió a la política en contra del gobierno escribiendo panfletos subversivos y fué condenado a la picota pública y encarcelado por tercera vez. Esta vez consiguió la libertad a cambio de convertirse en espía en Escocia y fundó la Revista de asuntos de Francia. Después de publicar ensayo, poesía  y textos variados, a los 60 años escribió la «Vida y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe» (1719), que le lanzó a la fama. Al año siguiente publicó «Las aventuras del capitán Singleton» (1720) y en 1722, una deliciosa novela picaresca, «Fortuna y adversidades de la famosa Moll Flanders» y el «Diario del año de la peste». Sus obras más conocidas se completan con «Roxana» (1724) y una «Historia del Diablo» (1726).
 
Daniel Defoe

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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