Título: Sumisión
Autor: Michel Houellebecq
Páginas: 288
Editorial: Anagrama
Precio: 9,90 euros
Año de edición: 2019
¡Que se me paren los pulsos si te dejo de querer… democracia querida!
Porque la democracia es mucho más que poder votar. Leer esta novela -para algunos predictiva- en vísperas de las elecciones del 10 N ha sido una experiencia más que curiosa. Hay que adelantar que la lectura en ese momento preciso ha sido una coincidencia fruto de una recomendación en un club de lectura con fecha fija para su comentario.
Lo que inventa Houellebecq en esta obra, según él mismo afirma, es una ficción política. Enseguida percibimos que se apoya en muchos indicios reales, para la Francia del 2022, por lo que el autor no fiaba tan largo el aspecto «predictivo». Hay que tener en cuenta que salió a la venta el 7 de enero de 2015, fecha tristemente célebre por los atentados de Charlie Hebdo de cuya revista iba a ser su imagen la portada siguiente y en el que murió un amigo suyo. Quizás -también- por ello, fue enormemente criticado e incluso atacado de islamofobia -no era la primera vez- y de defender de alguna manera a la extrema derecha, al punto de que tuvo que hacer declaraciones públicas en su propia defensa, retirarse de la publicitación de su obra y dejar que lepusieran escolta oficial.
Se trata de la visión de una Francia en la que se van a celebrar elecciones y los partidos que entran en liza fundamentalmente son: la extrema derecha de Marie Le Pen, los nacionalistas, los socialistas –curioso ver aparecer a Manuel Vals en la novela todavía como responsable político- y los musulmanes, aparentemente moderados. Al final -adivine quien no haya leído la novela- qué alianzas se establecen. Y quien quiera enterarse leyendo el libro, no aconsejo caer en la trampa de leer la contraportada ni la mayor parte de las reseñas que lo cuentan todo. ¡Qué manía con no dejarnos descubrir por nosotros mismos los misterios que nos ofrecen los libros!
La curiosidad -nada graciosa- de leer el libro unos días antes de estas elecciones, es que la correlación de fuerzas, si se excluye la importantísima falta de los musulmanes, lo que en nuestro país no es de momento plausible, es tal que, como en la ficción que plantea Houellebecq, son necesarias las alianzas puesto que el bipartidismo ha pasado a mejor vida y predecir lo que va a pasar puede poner los pelos de punta si se establecen analogías y se analizan los mensajes racistas, xenófobos, machistas y retrógrados que estamos escuchando estos días y que al parecer van ganando adeptos.
El personaje principal -un alter ego del autor- está muy bien dibujado. Se trata de un profesor de universidad en la cuarentena, a quien le falta la ilusión y la esperanza por cualquier persona o proyecto, que no cree en nada ni en nadie y que se encuentra en un momento dado y por efecto de los cambios políticos, en una situación de soledad extrema que se agrava con la despedida de su trabajo en la Sorbona, un trabajo que si bien no le llenaba -pues tampoco creía en la docencia- al menos sí le tenía entretenido. En un momento dado dice que su único objetivo en la vida ha sido hacer una tesis doctoral enorme sobre Huysmans, autor enormemente pesimista del s XIX. Para seguir viviendo, buscará una salida acorde con su forma de ser de un hombre cínico, y sin valores, por lo que se apuntará a lo que más le convenga. Salida controvertida, como es el propio autor que manifestó en su momento que no le importaba ser molesto.
Es curioso que siendo el personaje principal tan poco atractivo y con el que el lector no siente empatía alguna sino en muchas ocasiones todo lo contrario, se sigue leyendo con interés. ¿Será achacable a la calidad de la escritura o quizás también a que plantea temas molestos que provocan reflexiones muy actuales respecto a la sociedad en la que vivimos y a la calidad de la democracia y de sus instituciones? Son muchos los escritores que creen que la literatura debe mover y remover a los lectores. Y eso en esta novela está logrado.
¡Que se me paren los pulsos si te dejo de querer… democracia querida!
Porque la democracia es mucho más que poder votar. Leer esta novela -para algunos predictiva- en vísperas de las elecciones del 10 N ha sido una experiencia más que curiosa. Hay que adelantar que la lectura en ese momento preciso ha sido una coincidencia fruto de una recomendación en un club de lectura con fecha fija para su comentario.
Lo que inventa Houellebecq en esta obra, según él mismo afirma, es una ficción política. Enseguida percibimos que se apoya en muchos indicios reales, para la Francia del 2022, por lo que el autor no fiaba tan largo el aspecto «predictivo». Hay que tener en cuenta que salió a la venta el 7 de enero de 2015, fecha tristemente célebre por los atentados de Charlie Hebdo de cuya revista iba a ser su imagen la portada siguiente y en el que murió un amigo suyo. Quizás -también- por ello, fue enormemente criticado e incluso atacado de islamofobia -no era la primera vez- y de defender de alguna manera a la extrema derecha, al punto de que tuvo que hacer declaraciones públicas en su propia defensa, retirarse de la publicitación de su obra y dejar que lepusieran escolta oficial.
Se trata de la visión de una Francia en la que se van a celebrar elecciones y los partidos que entran en liza fundamentalmente son: la extrema derecha de Marie Le Pen, los nacionalistas, los socialistas –curioso ver aparecer a Manuel Vals en la novela todavía como responsable político- y los musulmanes, aparentemente moderados. Al final -adivine quien no haya leído la novela- qué alianzas se establecen. Y quien quiera enterarse leyendo el libro, no aconsejo caer en la trampa de leer la contraportada ni la mayor parte de las reseñas que lo cuentan todo. ¡Qué manía con no dejarnos descubrir por nosotros mismos los misterios que nos ofrecen los libros!
La curiosidad -nada graciosa- de leer el libro unos días antes de estas elecciones, es que la correlación de fuerzas, si se excluye la importantísima falta de los musulmanes, lo que en nuestro país no es de momento plausible, es tal que, como en la ficción que plantea Houellebecq, son necesarias las alianzas puesto que el bipartidismo ha pasado a mejor vida y predecir lo que va a pasar puede poner los pelos de punta si se establecen analogías y se analizan los mensajes racistas, xenófobos, machistas y retrógrados que estamos escuchando estos días y que al parecer van ganando adeptos.
El personaje principal -un alter ego del autor- está muy bien dibujado. Se trata de un profesor de universidad en la cuarentena, a quien le falta la ilusión y la esperanza por cualquier persona o proyecto, que no cree en nada ni en nadie y que se encuentra en un momento dado y por efecto de los cambios políticos, en una situación de soledad extrema que se agrava con la despedida de su trabajo en la Sorbona, un trabajo que si bien no le llenaba -pues tampoco creía en la docencia- al menos sí le tenía entretenido. En un momento dado dice que su único objetivo en la vida ha sido hacer una tesis doctoral enorme sobre Huysmans, autor enormemente pesimista del s XIX. Para seguir viviendo, buscará una salida acorde con su forma de ser de un hombre cínico, y sin valores, por lo que se apuntará a lo que más le convenga. Salida controvertida, como es el propio autor que manifestó en su momento que no le importaba ser molesto.
Es curioso que siendo el personaje principal tan poco atractivo y con el que el lector no siente empatía alguna sino en muchas ocasiones todo lo contrario, se sigue leyendo con interés. ¿Será achacable a la calidad de la escritura o quizás también a que plantea temas molestos que provocan reflexiones muy actuales respecto a la sociedad en la que vivimos y a la calidad de la democracia y de sus instituciones? Son muchos los escritores que creen que la literatura debe mover y remover a los lectores. Y eso en esta novela está logrado.
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