Título: Sangre española
Autor: Raymond Chandler
Páginas: 223
Editorial: Bruguera
Precio: 9,95 euros
Año de edición: 1980
Este libro contiene tres historias, tres relatos largos o novelas cortas, según se mire, de unas 70 páginas cada una, una extensión que le iba muy bien a la forma de escribir de Chandler, escenas rápidas y diálogos cortantes contados de manera escueta y casi resumida. Este hombre gestiona como nadie los dos grandes polos de su literatura: el laconismo y el desencanto irónico.
La primera, titulada «Pasarse de listo», parece un ensayo informal sobre las diferentes formas, unas más inteligentes que otras, que hay de eso, de pasarse de listo. A ratos leer a este autor es como leer un jeroglífico, cuesta seguir el embrollo de trama que construye. Él mismo aconsejó a los escritores que empezaban que cuando se atascasen en una trama negra, hicieran que alguien llamase a la puerta y entrase a la habitación con una pistola en la mano. Luego ya se pensaría qué quiere y por qué entra armado.
Por otro lado, al autor describe lo que hacen y dice los personajes, no cuenta lo que está pasando y es el lector el que tiene que interpretar lo que se va describiendo.
En «Encuentro en la calle Noon» se muestra que en ciertas calles es más peligroso recoger un sobre si no eres el destinatario que matar a una persona. También se ve que frases que en otro contexto sonarían ridículas («Las luces apuñalaban la calle», «La ropa le caía tan bien que mirarle hacía daño») en estos cuentos funcionan perfectamente.
Y en la última narración, «Sangre española», se utiliza el carácter hispano para simbolizar una manera de vivir, en la que los sentimientos juegan un papel especial. Me ha resultado muy curioso ver que lo español se utiliza como algo lejano, exótico y atractivo; eso proporciona la misma sensación de extrañeza y curiosidad que sentimos cuando nos vemos por casualidad y desde lejos en un espejo.
Un libro espléndido, Chandler en estado puro y al máximo nivel, con su desencanto y su ironía, con su cinismo y la bondad humana que despunta tímidamente por aquí y por allá. Con sus tramas complicadas e imprevisibles, en las que las oscuras motivaciones de los personajes se van desvelando poco a poco. Cuesta trabajo encontrarlo, pero si lo véis en alguna librería de segunda mano, no lo dejéis escapar. Vale la pena.
Editorial: Bruguera
Precio: 9,95 euros
Año de edición: 1980
Este libro contiene tres historias, tres relatos largos o novelas cortas, según se mire, de unas 70 páginas cada una, una extensión que le iba muy bien a la forma de escribir de Chandler, escenas rápidas y diálogos cortantes contados de manera escueta y casi resumida. Este hombre gestiona como nadie los dos grandes polos de su literatura: el laconismo y el desencanto irónico.
La primera, titulada «Pasarse de listo», parece un ensayo informal sobre las diferentes formas, unas más inteligentes que otras, que hay de eso, de pasarse de listo. A ratos leer a este autor es como leer un jeroglífico, cuesta seguir el embrollo de trama que construye. Él mismo aconsejó a los escritores que empezaban que cuando se atascasen en una trama negra, hicieran que alguien llamase a la puerta y entrase a la habitación con una pistola en la mano. Luego ya se pensaría qué quiere y por qué entra armado.
Por otro lado, al autor describe lo que hacen y dice los personajes, no cuenta lo que está pasando y es el lector el que tiene que interpretar lo que se va describiendo.
En «Encuentro en la calle Noon» se muestra que en ciertas calles es más peligroso recoger un sobre si no eres el destinatario que matar a una persona. También se ve que frases que en otro contexto sonarían ridículas («Las luces apuñalaban la calle», «La ropa le caía tan bien que mirarle hacía daño») en estos cuentos funcionan perfectamente.
Y en la última narración, «Sangre española», se utiliza el carácter hispano para simbolizar una manera de vivir, en la que los sentimientos juegan un papel especial. Me ha resultado muy curioso ver que lo español se utiliza como algo lejano, exótico y atractivo; eso proporciona la misma sensación de extrañeza y curiosidad que sentimos cuando nos vemos por casualidad y desde lejos en un espejo.
Un libro espléndido, Chandler en estado puro y al máximo nivel, con su desencanto y su ironía, con su cinismo y la bondad humana que despunta tímidamente por aquí y por allá. Con sus tramas complicadas e imprevisibles, en las que las oscuras motivaciones de los personajes se van desvelando poco a poco. Cuesta trabajo encontrarlo, pero si lo véis en alguna librería de segunda mano, no lo dejéis escapar. Vale la pena.
Raymond Chandler (Chicago, 1888-1959), hijo de un ingeniero de caminos alcohólico y maltratador que abandonó a su madre, fué enviado por la familia a Inglaterra para estudiar y cambiar de vida. Estudió Literatura inglesa en el Dulwich College de Londres, se nacionalizó inglés y estuvo viajando por Alemania y Francia durante dos años.
A su regreso a Estados Unidos trabajó como empleado de banca, periodista, dependiente y ejecutivo de una petrolera. Cuando perdió este último empleo con 33 años por su alcoholismo y por perseguir a las secretarias, empezó a escribir y a publicar en «Black Mask» sus relatos de género negro. Tuvo tanto éxito que escribió guiones para Hollywood, suyos los de «Perdición», «La dalia azul» y «Extraños en un tren».
Dejó escritas ocho novelas y una veintena de relatos que le han convetido en uno de los grandes del género negro. Él mismo reconocía que había empezado a escribir imitando a Dashiell Hammett, pero Chandler es más descarnado, desencantado, irónico y cínico.
A su regreso a Estados Unidos trabajó como empleado de banca, periodista, dependiente y ejecutivo de una petrolera. Cuando perdió este último empleo con 33 años por su alcoholismo y por perseguir a las secretarias, empezó a escribir y a publicar en «Black Mask» sus relatos de género negro. Tuvo tanto éxito que escribió guiones para Hollywood, suyos los de «Perdición», «La dalia azul» y «Extraños en un tren».
Dejó escritas ocho novelas y una veintena de relatos que le han convetido en uno de los grandes del género negro. Él mismo reconocía que había empezado a escribir imitando a Dashiell Hammett, pero Chandler es más descarnado, desencantado, irónico y cínico.
Raymond Chandler
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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