Título: En la Patagonia
Autor: Bruce Chatwin
Páginas: 256
Editorial: Península
Precio: 17,95 euros
Año de edición: 2014
Hace ya algunos años, leí «Los trazos de la canción», el libro en el que Chatwin relata su deambular por Australia y sus contactos con la cultura aborigen. Me pareció un libro fascinante, casi mágico y ya tenía ganas de devorar otro libro de viajes del mismo autor.
He elegido este, el primero que escribió este distinguido inglés, publicado originalmente en 1977. En esta ocasión viaja a la interminable, legendaria, lejana y desconocida Patagonia, una de las regiones más extensas y menos pobladas del planeta, con su millón largo de kilómetros cuadrados y sus 2,4 millones de habitantes.
Con este viaje, Chatwin hizo realidad uno de sus sueños de infancia, viajar a la región de donde procedía un trozo de la piel peluda de un Milodonte (una especie de perezoso gigante) conservado en los hielos australes, que guardaba su abuela.
¿Quién no tiene un relicario con un mechón de pelo de un Milodonte?
Nuestro inglés estuvo seis meses por la recorriendo la región y redactó un texto seco y sobrio, casi lapidario, que resulta claro y fácil de leer, haciendo gala de una capacidad innata para contar historias de manera que resulten amenas. En la Patagonia caso no hay gente, pero está habitada por multitud de historias de personajes curiosos que estuvieron por allí: Butch Cassidy y Sundance Kid (dos hombres y un destino), los gemelos Grim y una galería de personajes inolvidables, a cual más excéntrico.
El libro está estructurado en 97 secciones, algunas tan cortas como un párrafo, otras de varias páginas, sobre el tema del nomadismo y la descripción del viaje. Porque el autor estaba ya obsesionado con una de las ideas que serían su life motiv el resto de su vida: que la humanidad nómada, al no tener propiedades ni poder acumular excedentes, es ética y humanamente superior, y la vida sedentaria corrompió a la humanidad de manera irreversible.
Sus detractores le achacan que no es fiel a los hechos, que no cuenta al pie de la letra las cosas que le pasan, los personajes que conoce y las conversaciones que tiene con ellos. Pero la crítica sostiene que aunque hay algo de ficción en sus libros, este autor sabe muy bien lo que hace, y el mensaje que nos transmite es veraz y auténtico. Como dijo alguien, Bruce no nos cuenta medias verdades, sino verdad y media.
Un libro de viajes excelente, tranquilo, sosegado, muy equilibrado y de una belleza enorme. Por algo es un escritor de culto. ¿Te lo vas a perder?
Bruce Chatwin (Sheffield, 1940-1989), hijo de un abogado inglés, estudió en el Marlborough College y a los 18 años entró a trabajar en la casa de subastas Sotheby's. Allí, gracias a su talento y a su agudeza visual, se convirtió en el máximo experto en pintura impresionista y a los pocos años, en director de la compañía.
Pero empezó a tener problemas de visión y un oftalmólogo, al no encontrarle ninguna lesión ni enfermedad, le recomendó descansar, relajar la vista y ver horizontes lejanos. Después de intentar estudiar Arqueología en la Universidad de Edimburgo y de escribir para el Sunday Times Magazine, se despidió del trabajo dejando una sencilla nota encima de la mesa que decía Me voy a la Patagonia, un viaje con el que soñaba desde niño.
Nunca volvió. Empalmó con un viaje a Benin, otro a Australia, luego visitó Gales y Praga ... Para escribir un libro de cada viaje basado en sus notas sobre cada periplo. Cada nuevo título era un superventas y se convirtió en uno de los mejores escritores de viajes que ha habido nunca. Fallecío en 1989 de SIDA, pero creo que fué feliz.
Bruce Chatwin
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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