Título: El asno muerto
Autor: Jules Janin
Páginas: 246
Editorial: Alfaguara
Precio: 10,50 euros
Año de edición: 1977
De vez en cuando llega hasta nosotros alguna novela que realmente merece el adjetivo de maldita, como esta insólita narración, esencia y caricatura del romanticismo, una novela poco apropiada para espíritus sensibles, especialmente apta para los amantes de las emociones fuertes.
Se trata de un libro publicado en 1842 bajo el título «El asno muerto y la mujer guillotinada», luego resumido y suavizado como simplemente «El asno muerto», una historia apasionada que se regodea en el espíritu más morboso y depresivo del Romanticismo, que busca la sacudida de las sensaciones más intensas y extremas, un ejemplo de la veta de humor negro y algo salvaje que recorre la literatura francesa, desde Sade hasta Topor, pasando por Baudelaire, Rimbaud, Jarry y muchos otros.
El protagonista, que se presenta como un alma sensible y amante de la belleza, pero que poco a poco se va revelando como un individuo algo machista, un poco egocéntrico, con escasa empatía, con un toque misógino, cierto clasismo, mujeriego, calavera, cobarde y egoísta, tan solo preocupado y atento a lo que él siente, conoce a una bella joven un luminoso y soleado día de campo, se prenda de ella y a partir de ese día asiste pasivamente a su más absoluta degradación en un más difícil todavía difícil de imaginar.
Hay quien ha dicho que ésta es la novela del voyeurismo, porque el narrador, lejos de tratar de conquistar o salvar a su amada, se limita a observar cómo cae sin mover un dedo, solo preocupado de tener un asiento de primera fila en el espectáculo.
Especialmente notables son las historias dentro de la historia, que se despliegan como un juego de muñecas rusas y son casi tan morbosas como la historia principal: las memorias de un ahorcado, la narración de un empalado, las experiencias de un ahogado y otros relatos del mismo jaez.
Otro pasaje notable es el inventario del escritorio de un autor romántico, lleno de reliquias sentimentales y poemas, de recuerdos y amoríos descritos con tanta intensidad que resulta un poco cómico.
En fin, un libro curiosísimo, una rara obra maestra que consigue escandalizar y horrorizar al lector mínimamente sensible, salpicado de juicios peculiares («Los delincuentes viven en casas estrechas», «No he visto nada tan repugnante como un censor», «Sobre todo hay una mujer que no se remplaza jamás: la segunda mujer que se ha amado», «Pensar no es lo más difícil, lo difícil es lanzarlo al exterior de manera que impresione»), un texto único, epítome del romanticismo más exagerado y depresivo, sarcástica y risible, un texto redondo y bien acabado que no dejará indiferente a nadie.
Jules Janin (Saint-Etienne, 1804-1874) fué un escritor francés. Hijo de un abogado, tuvo una buena educación. Se hizo chico de los recados en un periódico y luego periodista, trabajó en La Revue de París, La Revue des Deux Mondes, Figaro y La Quotidienne, en los que pronto destacó por su decidido volterianismo.
En 1827 se dió a conocer como novelista con «El asno muerto», que se convirtió rápidamente en un gran éxito. Se dedicó a la crítica y alcanzó respeto y renombre, fué apodado «el príncipe de la crítica» y ejerció su autoridad durante 40 años. Mientras tanto, fué publicando con cuentagotas otros 37 títulos, entre volúmenes de cuentos, novelas y ensayos.
En 1870 ingresó en la Academia Francesa.
Jules Janin
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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