Todos hemos visto alguna vez la habilidad que tienen algunas personas para susurrar a los caballos (Robert Redford) a las abejas, a los leones y a muchas otras especies de animales salvajes. Para hablarles con calma, transmitirles buenas sensaciones y que confíen en ellos.
Susurradores de animales
Pues bien ¿no se podría aprender a hacer algo parecido con los energúmenos que se ponen a vociferar completamente fuera de sí?¿puede haber encantadores de humanos, igual que los hay de perros?¿se puede susurrar a las personas?
En este artículo publicado en Yorokobu se ofrecen respuestas a esas preguntas, se dan algunas pistas sobre cómo hacerlo y se mencionan un par de libros. Me parece que la solución es la asertividad. En cualquier caso, un tema muy interesante.
Autores: Sandra Sáenz-López Pérez y Juan Pimentel (comisarios)
Páginas: 235
Editorial: Biblioteca Nacional de España
Precio: 27 euros
Año de edición: 2017
Aquí tenemos el espléndido catálogo, a un precio muy moderado, de una exposición fabulosa de cartografía antigua que puede verse en la sede central de la Biblioteca Nacional de España, hasta el próximo día 28 de enero y bajo el título de «Cartografías de lo desconocido».
La muestra reúne más de 200 mapas de los fondos de la biblioteca, complementados con algún préstamo que otro, que ofrecen un fabuloso y variado recorrido por la cartografía de prácticamente todas las épocas y culturas, en un intento de describir cómo el ser humano ha descrito a través de la Historia su entorno geográfico, sus límites y también lo desconocido, la terra incognita.
Mapa mundi de la Cosmographia de Ptolomeo
Cada uno de los mapas y piezas de la exposición es único y reseñable por algún motivo: los antiguos mapas de T en O, que pintaban la Tierra como un círculo dividido por el mar Mediterráneo y el Nilo; los primeros mapas mundi tentativos y llenos de errores; los bellos mapas y grabados de Abraham Ortelius (Amberes, 1527-1598); mapas llenos de monstruos marinos y otros de monstruos terrestres, como caníbales, hombres sin cabeza, con cabeza de perro o con pies tan grandes que les servían de parasol; representaciones del relieve de un realismo asombroso;
Mapa de África del holandes Jean Blaeu (1667)
el magnífico mapa de América del Sur grabado por Juan de la Cruz Cano
(Madrid,1734-1790) en 1755, tan bien hecho que mostraba que el meridiano de Tordesillas, que marcaba el límite de las posesiones americanas de España y de Portugal no pasaba por donde se suponía, por lo que fué censurado, ocultado y olvidado; la representación ígnea del interior de la Tierra de Atanasius Kirchner (Hesse, 1601-1682);
Mapa de América del Sur de Juan de la Cruz Cano (1755)
los delicados y precisos mapas chinos, como el de Pekín y la Ciudad Prohibida; mapas árabes; cartografía de lugares imaginarios, como la Utopía de Tomás Moro o la Tierra Media de Tolkien; selenografías de la Luna, y una larga lista de documentos a cual más interesante.
Una exposición fabulosa, acompañada de textos muy oportunos de literatos y pensadores sobre lo fascinante e inspiradora que resulta ser la cartografía, que no hay que perderse. Es gratuita y se ve muy cómodamente en unas tres o cuatro horas porque no hay demasiada gente. Imprescindible. ¡Que no se os pase, que está hasta el 28 de enero! Para acabar de poneros los dientes largos, os dejo este vídeo.
Heródoto ya remontó el río Nilo en el 460 antes de Cristo hasta las cataratas de Asuán y no pudo seguir aguas arribas, por lo que el misterio de las fuentes del mayor río de África se remonta hasta la antigüedad. Ptolomeo también se preocupó del enigma y durante siglos permaneció el nacimiento del Nilo escondido. Nadie creía las leyendas que circulaban sobre un gran lago (el lago Victoria) y unas montañas de nieves perpetuas (las Montañas de la luna).
Hasta el siglo XIX no se consiguió identificar con claridad y de modo definitivo dónde nacía el río más largo de África. Para ello tuvieron que emplearse a fondo la flor y nata de los exploradores del continente negro: Richard Burton, Hanning Speeke, Samuel Baker, David Livingstone y Henry Stanley.
Este libro describe de manera amena y rigurosa todos los viajes de esos grandes exploradores desde 1856 hasta 1900, una apasionante aventura colectiva, plagada de peripecias y anécdotas increíbles, en una obra que nada tiene que envidiar a los mejores libros de viajes y aventuras. Todos hemos oído alguna vez hablar de esta epopeya moderna sobre la que han corrido ríos de tinta y éste es en mi opinión el mejo rlibro sobre el tema, todo un el clásico.
El Nilo Blanco se encuentra en Jartum con el Nilo Azul para formar el río Nilo. Hay quien lo considera simplemente como la parte alta del gran río, que en esa zona cambia de nombre.
Un reportaje histórico de aventuras reales, insólitas y maravillosas, muy bien escrito, que en mi opinión habría que leer en la adolescencia. Pero si no has leído este libro hasta ahora, bien puede ser el momento de hacerlo. Nunca es tarde para tener una adolescencia feliz.
Alan McRae Moorehead (Melbourne, 1910-1983) fué un corresponsal de guerra y escritor australiano, conocido sobre todo por sus dos libros sobre las exploraciones africanas en busca de las fuentes del Nilo del siglo XIX, «El Nilo blanco» y «El Nilo azul». Se formó en la Universidad de Melbourne, luego se trasladó a Gran Bretaña y comenzó a trabajar como corresponsal para el londinense Daily Express. Cubrió durante la Segunda Guerra Mundial las campañas de Oriente Medio, Asia, el Mediterráneo y el noroeste europeo. Se labró una reputación como periodista de guerra, fué amigo de Hemingway, escribió una biografía del general Montgomery de referencia, un lbro sobre el Desembarco de Normandía y otro sobre Gallípoli que todavía se consultan, entre una veintena de títulos que reflejan la época que vivió.
Residió en Inglaterra e Italia, y fué uno de los grandes reporteros del siglo XX.
«La librería» no es sólo una muy agradable e interesante película dirigida por Isabel Coixet y estrenada este año, en noviembre del 2017, sino una estupenda novelita autobiográfica que ha servido de base para el guión de la cinta cinematográfica.
Isabel Coixet con Emily Mortimer, la protagonista de la cinta
Siguiendo mi costumbre de tratar de leer los libros en los que se basan las películas que voy viendo, he encontrado esta novela y ha sido una verdadera delicia devorarla; es realmente buena y ver antes la película me ha servido de ambiéntación e introducción, para sumergirme en una historia delicada y sutil sobre el bello oficio de librero.
Una mujer amante de los libros decide abrir una librería en un pequeño pueblo de la costa inglesa. Corre el año 1959 y en un principio, consigue vencer la resistencia de las fuerzas vivas de la localidad, pero cuando se decide a publicar «Lolita» de Vladimir Nabokov, las cosas cambian y se desata una polémica formidable.
Un argumento tan trivial sirve para que la autora urda una novela sensible, delicada y sutil, que hará las delicias de los lectores amantes de los libros, sobre la innovación, la resistencia al cambio, la opinión colectiva y lo políticamente correcto. Casi nada. Una estupenda novela de una autora que recuerda a Jane Austen y Katherine Mansfiled. Una novela estupenda que encandilará a los amantes de los clásicos y las librerías. Además se lee en un suspiro. Muy recomendable.
Penelope Fitzgerald (Lincoln, 1916-2000) fué una novelista, poetisa, biógrafa y ensayista británica. Hija del editor de la revista humorista «Punch», siempre fue una mujer muy independiente. Era además sobrina del escritor de novela negra Ronald Knox, del criptógrafo Dilly Knox y del estudioso de La BIblia Wilfred Knox.
Estudió en Cambridge y publicó su primer libro tardíamente, en 1975, a la edad de 59 años. Trabajó para la BBC y abrió una librería en Southwold(Suffolk), experiencia que luego novelaría en «La librería», una obra que llegó a ser finalista en el Premio Booker en 1978.
Durante un tiempo vivió en una casa fluvial en Battersea, sobre el Támesis, vivencia que inspiraría su novela «A la deriva», con la que consiguió por fin ganar el Premio Booker de 1979. Escribía o bien muy temprano o bien muy tarde por la noche.
Algo se mueve en la ciencia ficción china y esta antología que reúne trece relatos y tres ensayos cortos de ocho autores chinos es una buena prueba de ello. Aunque con muy variados en temas, estilo y calidad literaria, el nivel medio de los cuentos es alto y llama la atención que haya toda una pléyade, una generación completa, de escritores de este género, sólidos y potentes, la mayoría treintañeros. Irónicos, distópicos, atrevidos, iconoclastas, originales, este ramillete de cuentos es el retrato de un movimiento literario en plena ebullición, lleno de ideas y planteamientos interesantes, que nos recuerda dos cosas, que China es en muchos aspectos una gran potencia y que continua siendo un gigante desconocido del que poco sabemos. Todos los cuentos han ganado premios, han sido alabados por la crítica o han sido incluidos en alguna antología especializada. Se incluyen un relato largo que ganó el Premio Hugo 2016, «Entre los pliegues de Pekín» de Hao Jingfang (1984), una autora de 33 años, y dos piezas, «El círculo» y «Cuidando de Dios» del ganador del mismo premio en el 2015, el gran Liu Cixin. A mí personalmente, me han llamado la atención: «La ciudad del silencio», de otra mujer, Xia Jia (1984), extraño relato que podría ser soviético, sombrío y de tintes políticos; el cuento que da título al libro, «Los planetas invisibles» de Ma Boyong (1980), con un planteamiento similar a «Las ciudades invisibles» de Italo Calvino; el ya citado «Entre los pliegues de Pekín», una composición excelente y los dos relatos de Liu Cixin, absolutamente geniales, que sacan varios cuerpos de ventaja a todos los demás.
Liu Cixin es uno de los grandes, con dos cuentos muy creativos, ligeros, llenos de sentido del humor y mucha más enjundia de lo que parece, se ha convertido ya en mi autor chino de ciencia ficción favorito y no voy a tener más remedio que leer todo lo que tenga publicado en español. Es un crack.
En resumen, una antología interesantísima que nos descubre toda una comunidad de autores con muy buenas cualidades, otra sorpresa más que nos guardaba el gigante chino.
Ken Liu
Ken Liu (Lanzhou, 1976) es un escritor chino-estadounidense de ciencia ficción. Ha realizado numerosas traducciones de novelas y relatos del género del chino al inglés y sus relatos han sido incluidos en varias antologías y recopilaciones de los mejores relatos de ciencia ficción publicados en EE. UU.. Su traducción de la novela El problema de los tres cuerpos, de Liu Cixin, ganó el Premio Hugo en el 2015, la primera vez que una novela traducida ganaba ese premio.
Liu Cixin (Yangquan,
1963) es un famoso y muy valorado escritor chino de ciencia ficción. Ha
ganado nueve veces el premio más prestigioso de ciencia ficción en China, el Galaxy Awardy el Premio Hugo por esta novela, que ha vendido más de un millón de ejemplares en China y ha sido recomendada por Barack Obama y Mark Zuckerberg.
Sus padres trabajaban en una mina en Yangquan, pero debido a la violencia de la Revolución cultural, le enviaron a vivir con sus abuelos a la antigua casa de la familia en Henan. Estudió ingeniería en la Universidad China del Norte
y estuvo trabajando como ingeniero informático en una planta de energía
en su ciudad natal. Ha publicado seis novelas y diecisiete libros de
relatos. Está casado y tiene una hija.
