Título: Manual del exilio
Autor: Velibor Čolić
Páginas: 240
Editorial: Periférica
Precio: 18,40 euros
Año de edición: 2017
Este libro, subtitulado «Cómo aprobar su exilio en trenta y cinco lecciones» es realmente impresionante, un testimonio único y sobrecogedor, narrado con sensibilidad y con mucho arte. Pero vayamos por partes y poco a poco.
Se trata del relato contado en primera persona y en 35 capítulos de lo que se encontró el autor y cómo sobrevivió cuando llegó a París a los 28 años como refugiado después de desertar durante la guerra de Yugoslavía. El diario desesperado y angustioso de un poeta y escritor de fina sensibilidad con estrés postraumático, sin saber apenas francés y el sueño de conseguir el estatuto de refugiado político.
Es la crónica angustiada de alguien que quiere olvidar el pasado y aprender francés lo más deprisa posible. Y a fé que lo consiguió, porque algunos años después comenzó a escribir y publicar en francés. Por una vez alguien nos cuenta cómo se ve la película desde el otro lado, desde el punto de vista del pobre diablo que solo quiere sobrevivir y poder vivir en paz.
Borracheras, soledad, aislamiento, miseria moral, extrañamiento y desorientación es lo que tiene que superar este chico atormentado hasta que consigue dominar el idioma y encontrar su sitio como escritor de talento. Una historia emocionante y sobrecogedora, que deja momentos mágicos, situaciones jocosas y un retrato de la cara del exilio. Un texto tremendo.
Menos mal que hay espacio también para contar las historias del bosnio Omar, el particular manual del refugiado de Mehmet, la vida de Joseph Korda, políglota, afinador de pianos, judío y gigoló, un romance platónico con una camarera, las aventuras de un bosnio que intenta cruzar una frontera cualquiera y muchas otros relatos, incrustados en estas memorias como joyas engastadas que destacan con brillo propio. Son varios los capítulos de este libro que funcionan como relatos autónomos y tienen un nivel estratosférico.
Tampoco faltan las frases rotundas que se quedan en la memoria como si fueran refranes del exiliado: «Hay un borracho para proteger a cada Dios», «La felicidad es corriente, pequeña y discreta, son muchos los que no son capaces de verla».
Un libro redondo y agridulce, como la vida misma, de un gran escritor que ha tenido la mala suerte de que una guerra se haya cruzado en su camino.
Velibor Čolić (Odžak, 1964) es un escritor bosnio que escribe en francés. Nació en un pequeño pueblo y allí perdió su casa y todos sus escritos, reducidos a cenizas durante la guerra. Después de estudiar Literatura yugoslava en Sarajevo y Zagreb, estuvo trabajando en una emisora de radio en un programa de jazz y rock.
Cuando estalló la guerra se enroló en el ejército bosnio, pero pronto desertó, fué hecho prisionero, se escapó y consiguió llegar a Francia. Allí aprendió el idioma y en 2008 decidió escribir en francés. Estuvo en Estrasburgo, en el Parlamento de los escritores con una beca de un año.
Autor: Velibor Čolić
Páginas: 240
Editorial: Periférica
Precio: 18,40 euros
Año de edición: 2017
Este libro, subtitulado «Cómo aprobar su exilio en trenta y cinco lecciones» es realmente impresionante, un testimonio único y sobrecogedor, narrado con sensibilidad y con mucho arte. Pero vayamos por partes y poco a poco.
Se trata del relato contado en primera persona y en 35 capítulos de lo que se encontró el autor y cómo sobrevivió cuando llegó a París a los 28 años como refugiado después de desertar durante la guerra de Yugoslavía. El diario desesperado y angustioso de un poeta y escritor de fina sensibilidad con estrés postraumático, sin saber apenas francés y el sueño de conseguir el estatuto de refugiado político.
Es la crónica angustiada de alguien que quiere olvidar el pasado y aprender francés lo más deprisa posible. Y a fé que lo consiguió, porque algunos años después comenzó a escribir y publicar en francés. Por una vez alguien nos cuenta cómo se ve la película desde el otro lado, desde el punto de vista del pobre diablo que solo quiere sobrevivir y poder vivir en paz.
Borracheras, soledad, aislamiento, miseria moral, extrañamiento y desorientación es lo que tiene que superar este chico atormentado hasta que consigue dominar el idioma y encontrar su sitio como escritor de talento. Una historia emocionante y sobrecogedora, que deja momentos mágicos, situaciones jocosas y un retrato de la cara del exilio. Un texto tremendo.
Menos mal que hay espacio también para contar las historias del bosnio Omar, el particular manual del refugiado de Mehmet, la vida de Joseph Korda, políglota, afinador de pianos, judío y gigoló, un romance platónico con una camarera, las aventuras de un bosnio que intenta cruzar una frontera cualquiera y muchas otros relatos, incrustados en estas memorias como joyas engastadas que destacan con brillo propio. Son varios los capítulos de este libro que funcionan como relatos autónomos y tienen un nivel estratosférico.
Tampoco faltan las frases rotundas que se quedan en la memoria como si fueran refranes del exiliado: «Hay un borracho para proteger a cada Dios», «La felicidad es corriente, pequeña y discreta, son muchos los que no son capaces de verla».
Un libro redondo y agridulce, como la vida misma, de un gran escritor que ha tenido la mala suerte de que una guerra se haya cruzado en su camino.
Velibor Čolić (Odžak, 1964) es un escritor bosnio que escribe en francés. Nació en un pequeño pueblo y allí perdió su casa y todos sus escritos, reducidos a cenizas durante la guerra. Después de estudiar Literatura yugoslava en Sarajevo y Zagreb, estuvo trabajando en una emisora de radio en un programa de jazz y rock.
Cuando estalló la guerra se enroló en el ejército bosnio, pero pronto desertó, fué hecho prisionero, se escapó y consiguió llegar a Francia. Allí aprendió el idioma y en 2008 decidió escribir en francés. Estuvo en Estrasburgo, en el Parlamento de los escritores con una beca de un año.
Ha publicado una docena de libros y está considerado como uno de los mejores escritores bosnios actuales. Ya hablamos aquí en una ocasión de su primera novela «Los bosnios».
Velibor Čolić
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