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martes, 16 de mayo de 2017

La princesa de Clèves - Madame de La Fayette

                     
Título: La princesa de Clèves
Autora: Madame de La Fayette

Páginas: 343 


Editorial: Aguilar
 
Precio: 8 euros 
 

Año de edición: 1989

Esta novela, publicada por primera vez de manera anónima en 1678, es probablemente la primera novela histórica de la literatura occidental. Escrita en pleno siglo XVII, está ambientada en la corte del rey Enrique II de Francia, hacia 1540, es decir unos cien años antes de que fuera escrita.

En primer lugar, describe perfectamente el mundo social de la corte de aquella época, lleno de enredos sentimentales, conspiraciones y conquistas, líos y seducciones, traiciones y embrollos dignos de un Sálvame. Todo un mundo de apariencia, habitado por enamorados, amantes y conyuges tolerantes, en el que la clase gobernante parecía preocuparse más por los asuntos del corazón que por los del estado.

Todos los personajes, excepto la protagonista, quizás inspirada en Françoise de Rohan, son históricos y la trama que se cuenta sobre ellos parece que se ajusta perfectamente a los datos que se conocen. El libro está por lo tanto basado en una exhaustiva labor de reconstrucción del pasado y por eso se llama con razón la primera novela histórica de Europa. Y puede que también sea la primera novela psicológica, ya que profundiza en los personajes hasta desmenuzar su comportamiento y reacciones.

La época, el tiempo de los torneos, está tan bien recreada que, curiosamente, aparecen algunos términos antiguos, unos en desuso como «vidamo» (título nobiliario de un caballero laico que defiende los intereses prácticos de un obispo, algo así como un abogado obispal), y otras como «liza» (pasillo de tierra que recorren los caballeros al galope durante un torneo hasta acometerse en el centro), que todavía se usan en expresiones como «en liza» y «entrar en liza».

Una época en la que el papel de la mujer en la alta sociedad era muy importante, la reina tenía una actividad política casi al nivel de la de su esposo, las damas eran muy influyentes y había algunas que eran verdaderas intelectuales, que mantenián y animaban selectas tertulias en sus salones.

Por otro lado, al leer este libro sorprende en primer lugar la modernidad el estilo, nada arcaico; diríase que se ha acabado de escribir ayer. En segundo lugar, la sinceridad y realismo con los que cuenta la trama. Ya no aparecen los sentimientos grandilocuentes y estereotipados de la épica, sino pasiones reales, cotidianas y de andar por casa, como las que podemos sentir cualquiera de nosotros.

La novela cuenta la vida y evolución de una mujer muy hermosa, madame de Chartres, en la corte francesa, guiada con prudencia por su madre para sobrevivir en la selva emocional de la corte. Los personajes están bien dibujados, las historias son creíbles, la narración tiene garra y se lee en un suspiro, la verdad es que cuesta interrumpir la lectura. Y el desenlace es sorprendente e insólito, muy inteligente.

Además, el argumento está trufado de alguna que otro relato intercalado, que funciona de manera independiente, como la peculiar historia de Sancerre y Madame de Tournon. En resumen, un clásico que tuvo un éxito enorme en su época y qe vale la pena leer porque ha envejecido estupendamente. Esta mujer era una gran escritora y esta novela es su obra maestra. Os la recomiendo.

Portada de la primera edición de 1678

Marie-Madeleine Piochet de la Vergne, condesa de La Fayette, más conocida como Madame de La Fayette (París, 1634-1693) nació en una familia adinerada de la pequeña nobleza, cercana al Cardenal Richelieu. Su madre era hija de uno de los médicos del rey y su padre, que murió cuando ella tenía quince años, caballerizo real.  

Entro al servicio de la reina Ana de Austria como dama de honor, y recibió una buena educacion en humanidades. Su madre se casó con un tío de Madame de Sévigné, y ambas damas se hicieron amigas inseparables. A los 22 años casó con el Conde de Lafayette, de 50 años, tuvo dos hijos y al poco tiempo la convivencia conyugal se hizo imposible y el matrimonio se separó discretamente, con lo que nuestra autora disfrutó de una libertad envidiable.

Abrió su propio salón literario, con gran éxito, fué amiga de La Rochefoucauld, conoció a Racine, a Boileau, La Bruyère y toda la intelectualidad de la época. Cuando murió su marido se retiró de la sociedad y falleció diez años después, a los 59 años.

Madame de La Fayette

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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