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lunes, 24 de abril de 2017

La sinfonía pastoral - André Gide


Título: La sinfonía pastoral
Autor: André Gide
 
Páginas: 152
 
Editorial: Poseidón

Precio: 1 euro
 
Año de edición: 1947

Publicada en 1919, cuando André Gide tenía cincuenta años, esta novela le catapultó definitivamente a la fama y le convirtió en un escritor de referencia para autores de primera fila, como Camus y Sartre.

Ambientada en Suiza,  es una obra sobria, aparentemente explícita, que cuenta el despertar a la vida, la naturaleza y el amor de una joven ciega que ha estado abandonada en una habitación durante quince años y no sabe ni siquiera hablar, una especie de niña ferina doméstica. No sabemos si es una historia inspirada en un caso real, pero su desarrollo es creíble.

Un pastor protestante, con mujer y varios hijos, la toma bajo su protección, lo que origina un teremoto en su familia y el arranque  de una historia curiosísima. Tierna y delicada, sencilla y a la vez profunda, esta obra se basa en los dos grandes temas que suelen aparecer en las obras de Gide, la religión y los sentimientos no reconocidos, trenzados suavemente en una trama que acaba por afectar profundamente al lector de formación católica.

Este peculiar autor francés se encuentra a caballo entre el siglo XIX y el XX, a medio camino entre la novela clásica decimonónica y la modernidad, y en el aprovechamiento que hace de esa hibridación creo que radica su encanto irresistible. El estilo es espléndido, sencillo, musical y efectivo. La narración corre con ligereza, no tiene nada de paja y va directa al grano, saltando entre los momentos de mayor tensión dramática y el resutado es que bastan poco más de 150 páginas para componer una obra maestra.

Este librito contiene, entre otras cosas, una radiografía de un matrimonio rutinario, la disección de una historia de amor, una crítica solapada de la fé católica más clásica, un hombre que no se entera de nada, como suele pasar, una mujer que se entera de todo y una serie de ideas en forma de frases lapidarias que dan para más de una reflexión: «El animal, cuanto más apegado a la tierra, cuanto más pesado, es más triste»«En los evangelios nunca se habla de colores», «Considera (ella) con inquietud, cuando no con reprobación, cualquier esfuerzo del alma que quiera ver en el cristianismo otra cosa que la domesticación de los instintos», «El único pecado es aquel que atenta contra la felicidad del prójimo o compromete nuestra propia felicidad», «No me importa ser dichosa o no. Prefiero saber».

Especialmente sugerentes son el pasaje en el que la chica ciega trata de describir el paisaje que no puede ver y la escena en la que el pastor trata de describirle los colores estableciedo analogías con la música. Todo el libro juega con la ceguera y el sentido de la vista, hay quien puede ver, pero no percibe sus propios sentimientos y hay quien es ciego, pero sabe leer los corazones.

Una gran novela, escueta y concentrada como pocas, que debe estar en todas esas listas de libros que no hay que perderse. Excelente, todo un clásico moderno.
 
Aquí os dejo una versión de la sinfonía nº 6 de Bethoven, la llamada Sinfonía pastoral (1808), dirigida por el gran Herbert Von Karajan, que juega un papel muy especial en esta novela.


Curiosamente, es un libro que no se encuentra en las librerías y está completamente agotado. Lo he leído en esta atractiva edición del año 1947 de la editorial argentina Poseidón, que he encontrado en mi querida librería Libros Alcaná al módico precio de un euro.

André Gide (París, 1869-1951) fué un escritor francés, académico de la lengua y Premio Nobel de Literatura en 1947.Ya ha aparecido en este blog varias veces. Baste recordar algunos rasgos de su biografía. Hijo de un profesor de leyes, nació en una familia protestante, puritana y bien situada; muy joven se convirtió en un escritor prolífico, bien considerado, que publicaba un libro cada dos años con la precisión de un metrónomo.

A los 26 años se casó con su prima, pero nunca llegó a consumar el matrimonio. Viajó por el norte de África, allí conoció a Oscar Wilde y descubrió su homosexualidad latente. Poco después, lo reconoció públicamente y se convirtió en uno de los primeros defensores de los derechos de los homosexuales.

Fué muy crítico con las condiciones de la explotación colonial francesa e inspiró algunas reformas. Se afilió al Partido Comunista pero se desilusionó completamente en un viaje a la antigua URSS, lo que le granjeó la enemistad de casi toda la izquierda francesa.

André Gide

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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