Título: Eugenia Grandet
Autor: Honoré de Balzac
Páginas: 216
Editorial: Debolsillo
Precio: 9,95 euros
Año de edición: 2014
Pues no, no había leído hasta ahora esta novela, era una de mis asignaturas pendientes y os aseguro que es absolutamente deliciosa. Hay que leer más a Balzac (léase balsác), un autor genial, que tanto escribió y tan bueno que a veces parece un filón inagotable.
Publicada por entregas en la prensa en 1833 y dedicada a una de sus amantes, María, esta novela es una de las más conocidas del genio de Tours. La acción trancurre a principios del siglo XIX en un pequeño pueblo francés y cuenta la historia de Eugéne, la joven hija de un vinatero provinciano hasta la médula, astuto y exageradamente tacaño, perseguida y acosada, debido a la mediana fortuna que va a heredar, por las dos familias más importantes del lugar.
Costumbrismo social, descripciones detalladas de dos o tres páginas, caracterizaciones algo caricaturescas pero muy creíbles, el autor hace un retrato fiel y detallado de la época de la Restauración y del entorno más provinciano que se pueda imaginar, con mucho humor, ironía y soltura, y ese aire balzaciano del que parece que está de vuelta de todo y todo lo conoce.
Dividido en seis largos capítulos y una conclusión, el texto es muy ameno y tan detallado que está lleno de datos interesantes: había un impuesto de puertas y ventanas, era habitual jugar al bingo en casa, se desayunaba a las ocho, se almorzaba a las doce y se cenaba a las cinco, se explica ya cómo la deuda puede manejarse como una mercancía más, se atribuye a Napoleón la frase «hay que lavar la ropa sucia dentro de casa», era casi normal ir a América a hacer fortuna... como negrero y mil detalles más, jugosos y curiosísimos.
Una novela redonda y estupenda, que tiene muy justificada su fama, que funciona como comedia de enredo muy divertida y a la vez es un retrato social del provincianismo más exagerado de la época. Arranca con ritmo lento, descripciones de mucho mérito y tono de comedia, y acaba con varios giros en la trama, sorpresas inesperadas y convertida en un drama en toda regla. Al final, todos los personajes masculinos quedan bastante mal y la única que se comporta es la protagonista. Como pasa a menudo en la vida real.
Se trata de un clásico estupendo, que no ha perdido actualidad y ha envejecido muy bien, muy fácil de leer, que recomiendo encarecidamente si todavia queda por ahí algún despistado, como yo, que no lo ha leido todavía.
Honoré de Balzac (Tours, 1799-1850), novelista francés, se trasladó a los 16 años con su familia a París, donde estudió Derecho y empezó a trabajar en un bufete de abogados. Pero aquello no era lo suyo, lo dejó para escribir y estrenó varias obras de teatro que fueron un rotundo fracaso.
Estuvo acumulando deudas y viviendo como protegido por varias damas hasta que se le ocurrió escribir una novela, inediatamente todo el mundo literario se rindió a sus pies y ya no volvió a escribir tragedias.
Era una fuerza de la naturaleza, se pasaba el día bebiendo cantidades ingentes de café negro muy fuerte, dedicandole tiempo a su amante de turno y escribirendo como un descosido. Planeó levantar todo un fresco de la sociedad de su época en una serie de 137 novelas, pero la visita prematura de la parca sólo le dejó publicar 97, más libros de relatos, novelas independientes y libros variados.
Acumuló novias, amantes y deudas durante toda su vida y se especializó en huidas de emergencia cuano veía llegar a algún acreedor a su casa. Su genio era tan desmesurado como su vida. Siempre tuvo una salud delicada, murió a los 51 años y está enterrado en el cementerio de Père La-Chaise de París.
Pues no, no había leído hasta ahora esta novela, era una de mis asignaturas pendientes y os aseguro que es absolutamente deliciosa. Hay que leer más a Balzac (léase balsác), un autor genial, que tanto escribió y tan bueno que a veces parece un filón inagotable.
Publicada por entregas en la prensa en 1833 y dedicada a una de sus amantes, María, esta novela es una de las más conocidas del genio de Tours. La acción trancurre a principios del siglo XIX en un pequeño pueblo francés y cuenta la historia de Eugéne, la joven hija de un vinatero provinciano hasta la médula, astuto y exageradamente tacaño, perseguida y acosada, debido a la mediana fortuna que va a heredar, por las dos familias más importantes del lugar.
Costumbrismo social, descripciones detalladas de dos o tres páginas, caracterizaciones algo caricaturescas pero muy creíbles, el autor hace un retrato fiel y detallado de la época de la Restauración y del entorno más provinciano que se pueda imaginar, con mucho humor, ironía y soltura, y ese aire balzaciano del que parece que está de vuelta de todo y todo lo conoce.
Dividido en seis largos capítulos y una conclusión, el texto es muy ameno y tan detallado que está lleno de datos interesantes: había un impuesto de puertas y ventanas, era habitual jugar al bingo en casa, se desayunaba a las ocho, se almorzaba a las doce y se cenaba a las cinco, se explica ya cómo la deuda puede manejarse como una mercancía más, se atribuye a Napoleón la frase «hay que lavar la ropa sucia dentro de casa», era casi normal ir a América a hacer fortuna... como negrero y mil detalles más, jugosos y curiosísimos.
Una novela redonda y estupenda, que tiene muy justificada su fama, que funciona como comedia de enredo muy divertida y a la vez es un retrato social del provincianismo más exagerado de la época. Arranca con ritmo lento, descripciones de mucho mérito y tono de comedia, y acaba con varios giros en la trama, sorpresas inesperadas y convertida en un drama en toda regla. Al final, todos los personajes masculinos quedan bastante mal y la única que se comporta es la protagonista. Como pasa a menudo en la vida real.
Se trata de un clásico estupendo, que no ha perdido actualidad y ha envejecido muy bien, muy fácil de leer, que recomiendo encarecidamente si todavia queda por ahí algún despistado, como yo, que no lo ha leido todavía.
Honoré de Balzac (Tours, 1799-1850), novelista francés, se trasladó a los 16 años con su familia a París, donde estudió Derecho y empezó a trabajar en un bufete de abogados. Pero aquello no era lo suyo, lo dejó para escribir y estrenó varias obras de teatro que fueron un rotundo fracaso.
Estuvo acumulando deudas y viviendo como protegido por varias damas hasta que se le ocurrió escribir una novela, inediatamente todo el mundo literario se rindió a sus pies y ya no volvió a escribir tragedias.
Era una fuerza de la naturaleza, se pasaba el día bebiendo cantidades ingentes de café negro muy fuerte, dedicandole tiempo a su amante de turno y escribirendo como un descosido. Planeó levantar todo un fresco de la sociedad de su época en una serie de 137 novelas, pero la visita prematura de la parca sólo le dejó publicar 97, más libros de relatos, novelas independientes y libros variados.
Acumuló novias, amantes y deudas durante toda su vida y se especializó en huidas de emergencia cuano veía llegar a algún acreedor a su casa. Su genio era tan desmesurado como su vida. Siempre tuvo una salud delicada, murió a los 51 años y está enterrado en el cementerio de Père La-Chaise de París.
Honoré de Balzac (1842). Daguerrotipo de Louis-Auguste Bisson
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario