Título: El derecho a la pereza
Autor: Jules Lafargue
Páginas: 104
Editorial: Maia
Precio: 8 euros
Editorial: Maia
Precio: 8 euros
Año de edición: 2011
Este ensayo, publicado por primera vez en Francia en 1870 y en España en 1974, llegó a ser muy popular en su tiempo, aunque hoy esté casi completamente olvidado. Defiende algunas ideas básicas y elementales que contradicen algunas opiniones generalmente aceptadas, pero que no se suelen ni cuestionar ni tampoco argumentar.
Por ejemplo, parece sensato reconocer que el trabajo obigado y por necesidad es algo negativo y que lo natural sería aspirar a vivir sin trabajar, al menos a la fuerza, y poder dedicar nuestro tiempo a lo que libremente más nos interesase. Entonces, si el trabajo obligatorio es un mal menor, es lógico pensar que si hay máquinas que hacen todo o parte del trabajo, la jornada laboral debería ir disminuyendo progresivamente.
Lafargue cita estudios de Marx en los que se demuestra que «el último movimiento que ha oblgado a reducir la jornada laboral a nueve horas no ha disminuido la productividad en Francia».
También expone que lo más natural sería que los trabajadores fueran los propietarios de la empresa en la que trabajan: «La emancipación de la clase trabajadora no será completa hasta que los instrumentos de trabajo estén en su poder».
La defensa del derecho a ser perezoso, en oposición al derecho al trabajo, se apoya en los evangelios, en Heródoto y otras fuentes igualmente claras y contundentes. Realmente parece que el vicio y la pulsión desaforada por trabajar dominan la opinión pública comúnmente aceptada. En fin, un ensayo que va a sorprender a quien lo lea por la modernidad de su lenguaje, que parece escrito ayer, interesante, estimulante, sugerente y muy combativo.
Resulta ser un texto de gran actualidad, en estos tiempos en los que se habla de la Renta Básica Universal y algunos de los países más adelantados tienen jornadas de menos de 40 horas semanales. Una lectura muy atractiva que da que pensar.
Este ensayo, publicado por primera vez en Francia en 1870 y en España en 1974, llegó a ser muy popular en su tiempo, aunque hoy esté casi completamente olvidado. Defiende algunas ideas básicas y elementales que contradicen algunas opiniones generalmente aceptadas, pero que no se suelen ni cuestionar ni tampoco argumentar.
Por ejemplo, parece sensato reconocer que el trabajo obigado y por necesidad es algo negativo y que lo natural sería aspirar a vivir sin trabajar, al menos a la fuerza, y poder dedicar nuestro tiempo a lo que libremente más nos interesase. Entonces, si el trabajo obligatorio es un mal menor, es lógico pensar que si hay máquinas que hacen todo o parte del trabajo, la jornada laboral debería ir disminuyendo progresivamente.
Lafargue cita estudios de Marx en los que se demuestra que «el último movimiento que ha oblgado a reducir la jornada laboral a nueve horas no ha disminuido la productividad en Francia».
También expone que lo más natural sería que los trabajadores fueran los propietarios de la empresa en la que trabajan: «La emancipación de la clase trabajadora no será completa hasta que los instrumentos de trabajo estén en su poder».
La defensa del derecho a ser perezoso, en oposición al derecho al trabajo, se apoya en los evangelios, en Heródoto y otras fuentes igualmente claras y contundentes. Realmente parece que el vicio y la pulsión desaforada por trabajar dominan la opinión pública comúnmente aceptada. En fin, un ensayo que va a sorprender a quien lo lea por la modernidad de su lenguaje, que parece escrito ayer, interesante, estimulante, sugerente y muy combativo.
Resulta ser un texto de gran actualidad, en estos tiempos en los que se habla de la Renta Básica Universal y algunos de los países más adelantados tienen jornadas de menos de 40 horas semanales. Una lectura muy atractiva que da que pensar.
Jules Lafargue (Santiago de Cuba, 1842-1911), periodista, médico y revolucionario nacido en Cuba y nacionalizado en Francia, era hijo de un rico hacendado francés que, uns vez que hizo fortuna, volvió a su Burdeos natal. Jules estudió Medicina en París y leyendo a Proudhon, se convirtió en anarquista. Expulsado de la universidad por su activismo, tuvo que emigrar a Londres, donde acabó sus estudios, conoció a Karl Marx, se casó con su hija y evolucionó del anarquismo al marxismo.
Estuvo en España y conoció a Pablo Iglesias, el fundador del PSOE. De vuelta a Francia, fué miembro muy activo de la Comuna de París y fundador del Partido Obrero Francés en 1879.
Se suicidó a los 69 años junto con Laura Marx, tal y como habiá planeado desde años atrás.
Estuvo en España y conoció a Pablo Iglesias, el fundador del PSOE. De vuelta a Francia, fué miembro muy activo de la Comuna de París y fundador del Partido Obrero Francés en 1879.
Se suicidó a los 69 años junto con Laura Marx, tal y como habiá planeado desde años atrás.
Jules Lafargue
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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