Niels Bohr (Copenhague, 1885-1965)
Ya hemos hablado aquí de los textos apócrifos que se propagan y corren como la pólvora en Internet. Hay una anécdota apócrifa del físico danés Niels Bohr realmente fantástica. no puedo evitar la tentación de repetirla aquí:
«Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio
Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:
"Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de
poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un
problema de física, pese a que este afirmaba con rotundidad que su
respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron
pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Leí la pregunta
del examen: 'Demuestre cómo es posible determinar la altura de un
edificio con la ayuda de un barómetro'.
"El estudiante había respondido: 'lleve el barómetro a la azotea del
edificio y átele una cuerda muy larga. Descuélguelo hasta la base del
edificio, marque y mida. La longitud de la cuerda es igual a la longitud
del edificio'.
"Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la
resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta
y completamente. Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación,
podría alterar el promedio de su año de estudios, obtener una nota mas
alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no
confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel. Sugerí que se le diera
al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me
respondiera la misma pregunta, pero esta vez con la advertencia de que
en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.
"Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le
pregunté si deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas
respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me
excusé por interrumpirle y le rogué que continuara. En el minuto que le
quedaba escribió la siguiente respuesta: coja el barómetro y láncelo al
suelo desde la azotea del edificio. Calcule el tiempo de caída con un
cronómetro. Después, aplique la formula altura = 0,5 A por T2. Y así
obtenemos la altura del edificio. En este punto le pregunté a mi colega
si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota más alta.
"Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí
que me contara sus otras respuestas a la pregunta. Bueno, respondió, hay
muchas maneras; por ejemplo, coges el barómetro en un día soleado y
mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a
continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una
simple proporción, obtendremos también la altura del edificio.
"Perfecto, le dije, ¿y de otra manera? Sí, contestó, éste es un
procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En
este método, coges el barómetro y te sitúas en las escaleras del
edificio en la planta baja. Según subes las escaleras, vas marcando la
altura del barómetro y cuentas el numero de marcas hasta la azotea.
Multiplicas al final la altura del barómetro por el numero de marcas que
has hecho y ya tienes la altura.
"Es un método muy directo. Por supuesto, si lo que quiere es un
procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y
moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro
está a la altura de la azotea la gravedad es cero, y si tenemos en
cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el
barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del
edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla
fórmula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del
edificio. En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una
cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un
péndulo puedes calcular la altura midiendo su periodo de precisión. En
fin, concluyó, existen otras muchas maneras. Probablemente, la mejor sea
coger el barómetro, golpear con él la puerta de la casa del conserje y,
cuando abra, decirle: 'Señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro.
Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo'.
En ese momento de la conversación, le pregunté si no conocía la
respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por
un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de
altura entre ambos lugares). Dijo que la conocía, pero que durante sus
estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar".
El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de
Física en 1922, más conocido por ser el primero en proponer el modelo de
átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue
fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.»
Es una historia genial, creo que ideada en realidad por Alexander Calandra, un prestigioso profesor de Física estadounidense (véase este enlace).
Alexander Calandra
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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