Título: Una historia crepuscular
Autor: Stefan Zweig
Páginas: 59
Editorial: Acantilado
Precio: 12,99 euros
Año de edición: 2015
Hace tiempo que la editorial Acantilado publica pequeños volúmenes con sendos relatos largos de Stefan Zweig. Son pequeñas píldores literarias de menos de cien páginas en las que luce en todo su esplendor el talento del escritor austríaco, su facilidad para convertir un buen tema en un texto extraordinario.
En esta ocasión, se trata de un relato recién salido de la imprenta, todavía caliente, un cuento extraño y muy bello. Una historia crepuscular porque transcurre en esa hora del día en la que al escasez de luz hace difícil reconocer a las personas. y crepuscular también porque el protagonista es un adolescente en el alborear de la edad adulta, que está cruzando la línea de sombra que separa la infancia de la vida en toda su plenitud.
Un estilo fluido y terso, envolvente, que invoca una historia misteriosa y evanescente, que despierta en el lector el recuerdo de la adolescencia y quizás algun verano lánguido en el que sucedieron cosas que... no, no voy a seguir, prefiero que leáis esta deliciosa novelita, este sabroso y delicado bocado, marca de la casa, que demuestra una vez más que Zweig es un autor lleno de registros, con una riqueza de matices y un colorido psicológico amplísimos.
Un libro muy cortito, que se lee en un rato y que encierra mucha, mucha literatura en sus pocas páginas.
Autor: Stefan Zweig
Páginas: 59
Editorial: Acantilado
Precio: 12,99 euros
Año de edición: 2015
Hace tiempo que la editorial Acantilado publica pequeños volúmenes con sendos relatos largos de Stefan Zweig. Son pequeñas píldores literarias de menos de cien páginas en las que luce en todo su esplendor el talento del escritor austríaco, su facilidad para convertir un buen tema en un texto extraordinario.
En esta ocasión, se trata de un relato recién salido de la imprenta, todavía caliente, un cuento extraño y muy bello. Una historia crepuscular porque transcurre en esa hora del día en la que al escasez de luz hace difícil reconocer a las personas. y crepuscular también porque el protagonista es un adolescente en el alborear de la edad adulta, que está cruzando la línea de sombra que separa la infancia de la vida en toda su plenitud.
Un estilo fluido y terso, envolvente, que invoca una historia misteriosa y evanescente, que despierta en el lector el recuerdo de la adolescencia y quizás algun verano lánguido en el que sucedieron cosas que... no, no voy a seguir, prefiero que leáis esta deliciosa novelita, este sabroso y delicado bocado, marca de la casa, que demuestra una vez más que Zweig es un autor lleno de registros, con una riqueza de matices y un colorido psicológico amplísimos.
Un libro muy cortito, que se lee en un rato y que encierra mucha, mucha literatura en sus pocas páginas.
Stefan Zweig (Viena, 1881-1942) fué un escritor austríaco de entreguerras, que vivió en la Viena de Sigmund Freud, Arthur Schnittzler, Joseph Roth, Max Reinhardt y tantos otros. Autor de novelas, relatos y biografías maravillosos, fué un activista, un intelectual de entreguerras, fruto de una época efímera en la que Europa era Europa, es decir el faro intelectual y moral del mundo en muchos aspectos, defensora de una sociedad libre, hija del espíritu de la ilustración y culta, muy culta.
Pacifista convencido, fué además uno de los intelectuales que antes y con más energía criticó a Adolf Hitler y su ideario. Al ser de familia judía tuvo que huir de su país y se suicidó en Petrópolis (Brasil) junto con su esposa cuando creyó que el nazismo estaba ganando la guerra y el mundo no tenía remedio.
Sus libros constituyen un valor seguro, un puerto en el que refugiarse de la intemperie de textos mediocres y rebuscados que a veces nos rodea. Zweig no falla, siempre te acompaña y te consuela. Su voz es la de un amigo que te cuenta historias interesantes. Ni más ni menos.
Pacifista convencido, fué además uno de los intelectuales que antes y con más energía criticó a Adolf Hitler y su ideario. Al ser de familia judía tuvo que huir de su país y se suicidó en Petrópolis (Brasil) junto con su esposa cuando creyó que el nazismo estaba ganando la guerra y el mundo no tenía remedio.
Sus libros constituyen un valor seguro, un puerto en el que refugiarse de la intemperie de textos mediocres y rebuscados que a veces nos rodea. Zweig no falla, siempre te acompaña y te consuela. Su voz es la de un amigo que te cuenta historias interesantes. Ni más ni menos.
Stefan Zweig pillado in fraganti, con las manos en la masa
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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