Título: La ciudad invisible
Autora: Fernanda Trías
Páginas: 136
Editorial: Demipage
Precio: 16 euros
Año: 2014
Páginas: 136
Editorial: Demipage
Precio: 16 euros
Año: 2014
Una casualidad ha hecho que conozca «La ciudad invencible»
de Fernanda Trías (Montevideo, 1976). Me sorprendió ver en la biblioteca un
libro de Fernando Trias de Bes dedicado a Buenos Aires, lo saqué y cuando llegué a casa
me di cuenta de que me había confundido y en realidad tenía esta novela.
La escritora uruguaya tiene un nombre muy similar al
conocido autor español, y viniendo del extranjero como es su caso, creo que es
un punto a su favor para ganar popularidad en nuestro país. Por lo menos, conmigo ha funcionado.
El planteamiento de la obra, desde que se lee la
contraportada, ya hace evidente que no es un libro escrito por Trías de Bes. Se
presenta como una novela sudamericana actual, y eso mismo es lo que encontramos
en su interior.
«La ciudad invencible» tiene un punto de apoyo sobre el que
rota toda la novela, la ciudad de Buenos Aires, hasta el punto de que sirve incluso para seguir una puntual e improvisada ruta turística de la ciudad. El libro nos
habla de sitios tan visitables como la casa de Jorge Luis Borges o el Congreso,
y nos ofrece la particular crítica que hace la autora de ambos.
La novela está protagonizada por la propia escritora, que
escribe parte de su autobiografía en primera persona, para comentarnos como es
la capital argentina que ve desde su perspectiva de inmigrante. Si bien el vivir en
una gran urbe como es la ciudad porteña no sirvió para atrapar del todo a
Fernanda Trías, y el texto tiene también algún que otro pasaje sobre un entorno rural.
Refleja un Buenos Aires bohemio, como ha sido representado
Madrid por gran parte de nuestros escritores estas dos últimas décadas, donde
la contracultura cobra un papel relevante y primordial para entenderlo. La
autora envuelta en una atmósfera de excesos, convivirá con lo más variopinto y
peculiar de los estratos más bajos existentes en toda gran ciudad.
Volviendo de nuevo al texto, tiene un sabor hispano inconfundible, aunque hay
novelas aún más títpicamente latinas. He encontrado una frase que describe de manera inmejorable cómo imagino una estancia común en aquellos lares:
«No sabía de qué hablar con Marita si no estamos mirando techos en el
silencio de la luz menguante.»
Así, con el ambiente lúgubre que proporciona una
iluminación insuficiente, invadido todo por un silencio selvático o urbano, en una habitación
de paredes desconchadas acabadas con una textura áspera, imagino las construcciones
típicas de aquel país.
Fernanda Trías
Publicado por Jesús Rojas.
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