Título: El pequeño libro de las 500 palabras pàra parecer más culto
Autor: Miguel Sosa
Páginas: 317
Editorial: Alienta
Precio: 12,95 euros
Año: 2015
Hacía falta que alguien se decidiese a publicar una obra como este curioso librito. Se trata de una selección caprichosa de 500 palabras muy poco usadas, pero también muy útiles, de pleno uso y recogidas en el Diccionario de la RAE. Resultan útiles porque denominan con precisión conceptos y cosas en la mayoría de los casos no excesivamente rebuscados y presentes a menudo en el habla cotidiana. Son de pleno uso porque se han evitado las palabras demasiado antiguas y los localismos, y se demuestra que están en curso porque cada definición se acompaña de una cita en la que un autor conocido hace uso de ella.
El resultado es un diccionario de curiosidades, una galería de palabras exóticas y poco usadas que sirven tanto para enriquecer nuestro vocabulario poniendo a prueba nuestra memoria como para divertirnos a ratos con la curiosa forma de algunos vocablos y sus reminiscencias. Desde hace unas décadas para acá, la verdad es que se cuida muy poco el lenguaje y lo habitual es que políticos, periodistas y algunos personajes públicos lo maltraten a diario en los medios de comunicación.
Eso, unido al desastroso declive educativo en el que vivimos, hace que el español que se habla y escribe en España tenga un nivel lamentable y no vienen nada mal los libros que, como éste, nos invitan a cuidar el castellano, a quererlo, bien usarlo e incluso a divertirnos con él.
Es inevitable mencionar unos cuantos ejemplos: «giste» es la espuma de la cerveza; luquete, la rodaja de fruta que se añade a algunas bebidas; «onicofagia», la costumbre de morderse las uñas; «galicinio», la parte de la noche cercana al amanecer; «acrimonía», aspereza o desabrimieno en el trato; «bezudo», de labios gruesos y pronunciados; «flavo», de color entre amarillo y rojo, como la miel o el oro; «hético», tísico o muy delgado; «morigerado», de buenas costumbres; «oblongo», más largo que ancho; «tríbada», lesbiana; «uxoricidio», muerte de la mujer causada por el marido, y «zarco», de ojos azules.
La selección, casual y algo lúdica, que se recoge en esta obra nos hace pensar que en el Diccionario de la academia habrá otras 500 palabras o más igualmente interesantes y prácticas. Así que habrá que hacerse con un ejemplar en papel del famoso libro para dedicarse a recorrerla a ratos perdidos y tomar apuntes.
Un tomo muy apropiado para tenerlo cerca y en casa, en un sitio propicio para que la mano se enrede en él de vez en cuando para juguetear con unas cuantas de estas palabras y poner a prueba nuestra memoria. Una obra que nos hará, sin duda, un poco más cultos.
Miguel Sosa Lázaro es, según sus propias palabras, madrileño, calipédico, dromomaníaco, lector voluntarioso y escritor ocasional. Los atascos y las esperas en aeropuertos y estaciones de tren le han permitido profundizar en sus enciclopédicos conocimientos inútiles.
Vivió la movida madrileña trabajando en el negocio cultural, es uno de fundadores del Festival de Otoño de Madrid, ha trabajado en el Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música del Ministerio de Cultura; también ha sido Director de promoción y prensa de la Compañía Nacional de Teatro Clásico bajo la dirección de Adolfo Marsillach y ha dirigido el Teatro Bulevar (Torrelodones).
Es un devorador de libros que comunica a la editorial las erratas que encuentra en cada libro que lee, personaje memorioso y aficionado desde hace años a coleccionar palabras raras y poco usadas.
Miguel Sosa Lázaro
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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