Autor: Stefan Zweig
Páginas: 224
Editorial: Acantilado
Precio: 16 euros
Año: 2010
Esta es otra excelente muestra de la novela
corta que produjo el genial autor austriaco. Un relato breve de corte novelesco
en cuanto a la acción y con un profundo estudio psicológico de personajes en el
trascurso de una relación conflictiva llevada al extremo.
Al
igual que en otras obras, utiliza el recurso de un personaje que cuenta su
particular historia al narrador, una historia de pasión desenfrenada,
sentimientos desbordados, orgullo intenso y profunda lealtad, en una situación
de obsesión enfermiza que lleva a su personaje a la autodestrucción profesional
y humana.
Todo ello referido a sujetos atrapados por
unas convenciones sociales decimonónicas rigurosas e inflexibles que guían sus
conductas por caminos marcados previamente de los que no pueden salir.
Una
narración vertiginosa, intensa, con personajes contrapuestos para conseguir un
contraste de caracteres a menudo buscado por el autor para hacer mejor su análisis
psicológico, de lectura rápida y poso prolongado en la memoria.
Este
libro forma parte de una serie: novelas de una pasión, que escribió influido
por los trabajos de su admirado Sigmund Freud acerca del psicoanálisis. Con una
extensión más bien corta de páginas, ajustada a su necesidad, sin adornos, nos
hace entrar en el relato y compartir las preocupaciones y tensiones de los
personajes.
Hay
que extrapolar el pensamiento, la moral, las normas y costumbres sociales de un siglo atrás para comprender las
situaciones que plantea. Llama la atención que algunas expresiones del texto
sobre personajes secundarios no serían de recibo hoy en día.
Stefan Zweig (Viena, 1881- Petrópolis, 1942) se
ha asomado varias veces a las páginas de este blog. Estudió filosofia y
literatura, y por su origen, familia judia acomodada, vivió desahogadamente y
pudo dedicarse a escribir y viajar. Dejó una importante producción de novelas,
historias cortas, ensayos, teatro y una magnífica serie de biografias, género
en el que llegó a ser un maestro. Conoció a un buen número de artistas,
escritores y científicos de la época.
Profundamente antibelicista y enemigo
declarado de los nacionalismos, residió en varios países de Europa y América.
Tuvo dificultades crecientes para que su obra se publicara en Alemania hasta
que engrosó la lista de autores
prohibidos. Exiliado en Sudamérica y deprimido por el avance del nazismo, que creía
en expansión imparable, se suicidó junto a su mujer en 1942 a los sesenta y un
años. Una pena, se puede decir que murió por un error de cálculo, cuando
todavía tenía mucho que escribir.
Stefan Zweig
Publicado por John Smith.
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