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miércoles, 12 de noviembre de 2014

Memorias de Adriano - Marguerite Yourcenar

 

Título: Memorias de Adriano 
Autora: Marguerite Yourcenar

Páginas: 376
 
Editorial: Edhasa

Precio: 9,95 euros
 
Año de edición: 2009

Esta espléndida novela histórica que cuenta la vida del gran emperador Adriano en primera persona, se convirtió en un auténtico superventas en España allá por los años 80, cuando la editorial argentina Edhasa lanzó su primera edición de la excelente traducción que hizo Julio Cortázar. Había sido publicada por primera vez por entregas en la revista francesa «La Table Ronde» en 1951, también con mucho éxito.

En ella, el emperador reflexiona sobre su vida y repasa los principales acontecimientos de su reinado con cierta melancolía y un tono de reflexión muy interesante. El lenguaje es rico y jugoso, la narración avanza como llevada sobre una máquina bien engrasada y armoniosa, con frases equilibradas de una belleza un poco contenida y el sabor de todo un clásico. Es una obra muy bien escrita, que se disfruta frase a frase y párrafo a párrafo.

Es una novela histórica muy especial, por la hondura y el refinamiento de las ideas que maneja. Se permite como licencia atribuir pensamientos e ideas al emperador sin ninguna prueba, en un curioso ejercicio de invocación de la mente de alguien de otra época. Parece que la autora leyó todo lo que pudo sobre su protagonista, viajó a España e Italia, y luego pasó meses tratando de ponerse en su lugar y adivinar qué pensaría.

Está muy bien documentado, creo que los historiadores no han encontrado ningún error importante y es una buena manera de empaparse de la atmósfera y las ideas de aquella sociedad romana de los primeros siglos de nuestra era. Marguerite le dedicó más de diez años de trabajo y, desde luego, puede considerarse su obra maestra.

Un libro único, una de las mejoras novelas escritas en el siglo XX, un superventas de una calidad exquisita, culto, muy elaborado, profundo, que mueve a pensar. Una novela histórica que recea toda una época, una cultura y una manera de ver el mundo. Una obra que todos debieran leer, de esas que se paladean poco a poco y que da pena que se acaben. Si no lo has leído todavía, estás a tiempo de ponerle remedio.

Marguerite Yourcenar citaba una frase de Flaubert para promocionar el libro: «cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón a Marco Aurelio, en que solo estuvo el hombre». Ella decía que había pasado los mejores años de su vida tratando de desentrañar la esencia de ese emperador único y singular, culto, sabio, solitario y a la vez conectado con todo.

Adriano (Itálica, 76-138), nacido en el actual municipio español de Santiponce (Sevilla) fué emperador durante 21 años y uno de los más interesantes que ha habido. Su tio, el emperador Trajano, le nombró su sucesor poco antes de morir y durante su mandato, el Imperio Romano llegó a tener su máxima extensión.

Era conocida su afición a las filosofías estoica y epicúrea, su escepticismo religioso y su capacidad organizaiva. Modernizo el sistema administrativo poniéndolo en manos de funcionarios profesionales y competentes. Fomentó la cultura y las artes, admiraba la cultura griega e introdujo la barba en Roma, símbolo de helenismo. Construyo bibliotecas, termas y teatros, hizo leyes que regulaban y suavizaban la esclavitud y prohibió la tortura. Fué poeta y se le recuerca como un emperador sabio e íntegro.

Cabeza del emperador Adriano

Marguerite Cleenewerck de Crayencour (Bruselas, 1903-1987), más conocida como Marguerite Yourcenar, fué una novelista, poetisa, dramaturga y traductora francesa, nacionalizada estadounidense en 1947.

Su madre murió debido a complicaciones del parto y Marguerite fué educada por su padre, un aristócrata francés. A los ocho años ya leía a Racine y a Aristófanes, su padre le enseñó latín a los diez, griego clásico a los doce y le transmitió la pasión por los viajes. 

A los dieciséis años adoptó el pseudónimo de Marguerite Yourcenar, anagrama de su apellido Crayencour, y comenzó a publicar y a traducir. Estaba en Estados Unidos cuando se inició la Segunda Guerra Mundial y decidió quedarse allí. Estuvo enseñando Literatura comparada en la Universidad de Nueva York.

En 1951 alcanzó el éxito y la fama con esta novela, «Memorias de Adriano». Ganó prestigiosos premios, fué  propuesta para el Premio Nobel de Literatura y nos ha dejado una larga lista de títulos, todos interesantes y de gran calidad. Fué la primera mujer elegida miembro de la Academia Francesa en 1980. Siempre escribió en francés.

Hay una anécdota muy concocida sobre el encuentro de Marguerite con el genial Borges, ocurrido en 1986 en Ginebra, siete días antes del fallecimiento del argentino. Ella preguntó:«Borges,¿cuándo saldrás del laberinto?». Él le respondió:«Cuando hayan salido todos».

Marguerite Yourcenar

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

3 comentarios:

  1. Hace tiempo leí la novela, y hay pasajes que se vuelven tediosos.
    En cambio "Juliano el apostata" de Gore Vidal, es una obra que disfrute en demasía. Muy entretenida y bien escrita. Saludos.

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  2. Hola:

    Gracias por el comentario. No sé, a mí me encantó, pero siempre hay una parte subjetiva en esto de la opinión sobre libros. Yo sigo la regla de las 50 páginas, si después de ese límite no me apetece seguir leyendo un libro, lo dejo y cojo otro (sólo me pasa el 10 % de las veces).

    Y gracias por tu consejo, lo seguiré y probaré a ver qué tal "Juliano, el apóstata".

    Salud y libros.

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  3. Me fascinan todos estos autores que reescriben la Historia y los Mitos con sus personales pericias y estilos. Oxigenan la Historia, rejuvenecen el Mito. Y todo escribiendo bonito, primoroso.

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