Título: Por si se va la luz
Autora: Lara Moreno
Páginas: 328
Editorial: Lumen
Precio: 17,90 euros
Año de edición: 2013
Lara Moreno (Sevilla, 1978), consolidada escritora de relatos y poesía, se pone a ello y fragua una novela.
Me llama la atención el carácter apocalíptico que tiene toda la narración. Abre la novela una descripción somera del material que se llevan al sitio al que deciden irse a vivir Martín y Nadia, una joven pareja en crisis, urbanitas, que rompen con su forma de vida para mudarse a un pequeño poblado rural, hastiados de la forma de vida actual, el consumismo, las redes sociales y la crisis de valores.
La novela va describiendo las peripecias, pensamientos, dudas y cavilaciones de una serie de personajes curiosos, que ejercen, por voluntad propia una forma de vida primigenia, basada en el trueque, la agricultura, los remedios naturales y el contacto con la naturaleza, a lo largo de una serie de capítulos narrados en primera persona por cuatro habitantes del pueblo: Martín y Nadia, la pareja de recién llegados; Enrique un viejo habitante del poblado, que regenta un bar y una librería donde presta libros a sus amigos, Damián un viejo aventurero que vive sus últimos días en el pueblo y un narrador omnisciente. Completa el plantel de personajes Elena, una vieja sanadora, solitaria y casi autista, que vive rodeada de animales y yerbas curativas, Yvana, una mujer de mediana edad que escapó del poblado para acabar volviendo y Zhenia una niña, hija de unos emigrantes del este que acompaña a Yvana.
La estructura consta de capítulos que parecen pequeños relatos, siempre desde distintos puntos de vista, como hemos dicho, con descripciones someras y una importancia esencial del aspecto psicológico de los personajes, de manera que sus reflexiones internas están muy vinculadas con el ambiente del poblado y la influencia del resto de personajes, marcandose así el comportamiento y la evolución de cada uno de ellos.
La vuelta a una sociedad primitiva alejada de los ropajes adquiridos por la evolución de las sociedades tecnológicas y burocratizadas actuales, donde se relativizan aspectos tan de moda como el reciclaje, las medicinas o los seguros médicos privados, constituye la esencia de este libro que supone una reflexión muy interesante y cuestiona el tipo de vida que llevamos, que se ha convertido en el modo de vida del ciudadano medio occidental.
Me llama la atención el carácter apocalíptico que tiene toda la narración. Abre la novela una descripción somera del material que se llevan al sitio al que deciden irse a vivir Martín y Nadia, una joven pareja en crisis, urbanitas, que rompen con su forma de vida para mudarse a un pequeño poblado rural, hastiados de la forma de vida actual, el consumismo, las redes sociales y la crisis de valores.
La novela va describiendo las peripecias, pensamientos, dudas y cavilaciones de una serie de personajes curiosos, que ejercen, por voluntad propia una forma de vida primigenia, basada en el trueque, la agricultura, los remedios naturales y el contacto con la naturaleza, a lo largo de una serie de capítulos narrados en primera persona por cuatro habitantes del pueblo: Martín y Nadia, la pareja de recién llegados; Enrique un viejo habitante del poblado, que regenta un bar y una librería donde presta libros a sus amigos, Damián un viejo aventurero que vive sus últimos días en el pueblo y un narrador omnisciente. Completa el plantel de personajes Elena, una vieja sanadora, solitaria y casi autista, que vive rodeada de animales y yerbas curativas, Yvana, una mujer de mediana edad que escapó del poblado para acabar volviendo y Zhenia una niña, hija de unos emigrantes del este que acompaña a Yvana.
La estructura consta de capítulos que parecen pequeños relatos, siempre desde distintos puntos de vista, como hemos dicho, con descripciones someras y una importancia esencial del aspecto psicológico de los personajes, de manera que sus reflexiones internas están muy vinculadas con el ambiente del poblado y la influencia del resto de personajes, marcandose así el comportamiento y la evolución de cada uno de ellos.
La vuelta a una sociedad primitiva alejada de los ropajes adquiridos por la evolución de las sociedades tecnológicas y burocratizadas actuales, donde se relativizan aspectos tan de moda como el reciclaje, las medicinas o los seguros médicos privados, constituye la esencia de este libro que supone una reflexión muy interesante y cuestiona el tipo de vida que llevamos, que se ha convertido en el modo de vida del ciudadano medio occidental.
Se ha dicho mucho de las influencias de otros autores clásicos en la autora, especialmente de Faulkner, por el tratamiento del ambiente rural y por la estructura del libro, que recuerda a «Mientras agonizo», verbi gratia, etc,.. A mí personalmente, ciertos personajes, como la sanadora Elena, me recuerdan a los personajes propios del realismo mágico, por esa alteración de la vida normal, por la ensoñación y la extrañeza de afrontar la vida que destila, parece un personaje anacrónico llegado de otro tiempo. Puede ser un libro interesante, si se afronta sin mayores pretensiones, y una forma de conectar con una de las nuevas autoras de nuestra literatura actual.
Lara Moreno
Publicado por Gregorio Camacho.
Este libro lo tengo entre mis pendientes desde que salió a la venta. Leyendo la reseña, no lo imaginaba así.
ResponderEliminarJesús Rojas.
Espero no haberte condicionado, ni a favor ni en contra de leerlo, sólo te animo a que lo leas.
ResponderEliminarEstoy con él ahora :) No me has condicionado en nada, Gregorio. Salvo en que por mucho que me guste no podré hacerle ya una reseña para La Antigua ;) Por cierto, el principio del libro pinta muy, pero que muy, bien.
ResponderEliminarUn saludo.
Jesús Rojas.