Título: Hombre lascivo y sin linaje
Autor: Ijara Saikaku
Páginas: 214
Editorial: Hiperión
Precio: 18 euros
Año de edición: 1982
Aquí tenemos un caso curiosísimo, una novela del siglo XVII que leída hoy en día resulta amena, entretenida y de lo más divertida. Publicada inicialmente en 1682, es la primera obra en prosa de este autor, e inició un nuevo tipo de narración, ligera, divertida, que usa un lenguaje coloquial y llano, poco sofisticado y en cierta manera se puede considerar costumbrista y picaresca.
El nuevo género se llamó «libros del mundo flotante» y eran textos pensados para el pueblo llano, que reflejaban la prosperidad de de una nueva clase media burguesa y el ocio del que disfrutaba en los barrios alegres de las grandes poblaciones. Eran obras a menudo audaces, eróticamente explícitas y frecuentemente prohibidas.
En este caso, se cuentan las aventuras y peripecias de un joven millonario en varios barrios licenciosos, sin juzgar ni criticar ningún comportamiento y con gran sentido del humor. El efecto para el lector del siglo XXI es que se abordan los temas sexuales con una sinceridad y una ingenuidad que parecen bastante inocentes y poco malintencionadas.
Un clásico sorprendente y muy refrescante, divertido, con humor, sano y desvergonzado en el buen sentido de la palabra. Una obra deliciosa que, además de reflejar las costumbres y usos de la época en el Japón, se lee con gran placer.
Desgraciadamente, es un libro difícil de conseguir. A veces se encuentra otra edición que apareció en el 2003, bajo el título «Amores de un vividor» y en la editorial Alfaguara. En cualquier caso creo que habría que buscar en bibliotecas y tiendas de libros de segunda mano (véase ¿Cómo encontrar un libro?).
Ijara Saikaku, o Ihara Saikaku, seudónimo de Hirayama Tōgo (Osaka, 1642-1693), poeta y novelista japonés, es uno de los grandes autores del periodo Edo. Nació
en una familia de comerciantes y dirigió el negocio familiar
hasta que pudo dedicarse completamente a la literatura. Empezó a
escribir haikus a los quince años y a los veinte años era ya un maestro consumado y reconocido.
Dirigió un grupo de poetas que compuso diez mil haikus en 12 días en el Santuario de Ikutama, lo que dió lugar a su primer libro, «Diez mil versos de Ikutama». Batió varios récords: una composición de 1.600 versos («Muchos versos») redactada
en un sólo día; los «Muchos versos de Saikaku», 4.000 versos compuestos
en un día, y finalmente 23.500 versos en 24 horas.
La
rapidez de este «Lope de Vega japonés» influyó en su prosa, ligera, entretenida y brillante. Escribió
teatro, volúmenes de relatos y más de una docena de novelas, con un estilo coloquial, costumbrista y a menudo sobre temas eróticos. También escribió relatos de samurais y de tema policiaco.
Debido
a su contenido sexual, una parte de sus libros fueron censuradas
durante mucho tiempo por el gobierno y hasta después de la Segunda Guerra Mundial no se han publicado sus obras completas en Japón.
Monumento a Ijara Saikaku (Foto CC-BY Kenpei)
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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