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viernes, 21 de junio de 2013

Cristo se detuvo en Éboli - Carlo Levi


Título: Cristo se detuvo en Éboli 
Autor: Carlo Levi 

Páginas: 320 

Editorial: Gadir 

Precio: 19,50 euros

Año de edición: 2005

Este libro, entre la novela, el diario, las memorias y el reportaje, me ha robado el corazón. Me ha encantado. Narra un año de destierro del protagonista en la decada de los años 30, en un pueblecito situado en el extremo sur de Italia, Aliano (Gagliano en el libro) un lugar pobre y atrasado, sin agua corriente, de población analfabeta, con paludismo, pulgas, chinches, garrapatas y ratas, situado en una zona semidesértica, rodeado de precipicios y verdaderamente dejado de la mano de Dios. De ahí viene el título, de un dicho que dice que Cristo se paró al principio de la región de Lucania y ya no siguió más adelante.

Pero la sensibilidad, la compasión y la humanidad de Carlo Levi sacan petróleo de la situación y  nos deja una obra de arte, una historia de hospitalidad, marcada por la buena disposición con la que le reciben los campesinos del lugar. Los episodios costumbristas no tienen desperdicio; por aquí vemos desfilar un agente recaudador con clarinete, un barón terrateniente y motorista, un cojo inflando una cabra muerta como un globo, moscas, moscas y más moscas, curas con un montón de hijos, pueblos con viviendas trogloditas habitadas por a misma familia desde hace 10 000 años, un matriarcado curiosísimo, leyendas, hechizos, tradiciones, costumbres, bandidos, vígenes negras y ceñudas, un especialista en esterilizar cerdas...

Una deliciosa narración, que recuerda a las mejores películas de Berlanga y a «Amarcord» de Fellini. Está narrada con pulso firme y sin titubeos, con una soltura y una amenidad envidiables, con ternura y humanidad, sin caer en la cursilería, con compasión y sentido del humor.

El protagonista disecciona con su penetrante mirada los personajes más importantes del pueblo, habitado por campesino spobres y señores provincianos, y cerca del final, hace incluso un brillante análisis desde el punto de vista sociológico, humano, político y económico del problema del atraso en el sur del país, el llamado «problema meridional». Todo ello hace de esta novela, no demasiado conocida por otro lado, una verdadera joya que no hay que perderse. Os la recomiendo.

En 1979 Francesco Rosi dirigió una notable película con el mismo título y basada en la novela. Como ejemplo del saber hacer como pintor de Levi y para que veáis que era un artista de talento, aquí podéis ver una muestra de su obra:

 
Niños de Aliano pintados por Carlo Levi

y este espléndido autorretrato, pintado poco antes de irse desterrado a la provincia de Lucania:

Autorretrato de Carlo Levi

Carlo Levi (Turín, 1902-1975) acabó la carrera de Medicina, pero prefirió dedicarse a la pintura y acabó triunfando como escritor.Perteneciente a una familia judía de políticos ligados al Partido Socilalista Italiano, participó y fundó varios grupos antifascistas en la Italia de Mussolini, como «los siete pintores de Turín».

Por ello fué desterrado al extremo sur de la península italiana, a la región de Lucania, donde esutvo durante un año, hasta que fué liberado. Algunos años más tarde, entre 1943 y 1944, estuvo encerrado en una casa de Roma para evitar que los nazis le deportaran a Alemania. Durante ese tiempo escribió «Cristo se detuvo en Éboli», la novela que le dió la fama. Fué traducida a un buen número de idiomas y llegó a ser un superventas en Europa. Murió en Roma en 1975 y, según sus deseos, está enterrado en Aliano, el pueblecito en el que se desarrolla el libro.

 
Carlo Levi (Foto de Carl Van Vechten, 1947)
 
Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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