Título: Entre los pieles rojas del Canadá
Autor: Adolfo Heinen
Páginas: 246
Editorial: Apostolado de la prensa
Año de Edición: 1940
Éste es un libro curiosísimo, un poco difícil de encontrar, pero creedme, vala la pena. Se trata de la historia de los ocho jesuitas franceses que fueron a Canadá nada menos que en el siglo XVII a evangelizar a los indios de por allí. La historia acaba mal, o bien según se mire, porque finamente fueron torturados y asesinados por los indios, canonizados y están en la lista de santos de la Iglesia Católica. Sus nombres son: Jean de Brébeuf, Gabriel Lalemant, Antoine Daniel, Charles Garnier, Noel Chabanel, Isaac Jogues, René Goupil y Jean de Lalande. Hay un Santuario de los Mártires Jesuitas del Canadá en Midland (Ontario).
Está escrito por un jesuita alemán, Adolfo Heinen, del que no he encontrado información, con un lenguaje ameno y bastante ágil, a partir de los diarios, cartas y documentos de los ocho religiosos. Contiene abundantes entrecomillados que recogen el testimonio directo de los protagonistas, así que es una crónica auténtica y bastante fiel de lo que allí pasó.
La historia es increíble, un relato de aventuras verídicas que a ratos cuesta creer y hace incuestionable el mérito y el valor de aquel puñado de hombres que a partir de 1625 realizaron varios viajes hasta lo que entonces era el confín del mundo para establecerse allí, aprender el idioma de los nativos, congraciarse con ellos y tratar de evangelizar a las muy belicosas tribus de los hurones, los algonquinos y los terribles iroqueses.
Las penalidades empezaron ya en el primer viaje con la penosa forma de dormir, en endebles tiendas sobre la nieve alrededor de un fuego, con lo que se les congelaba la espalda y se les abrasaba el rostro, tratando de encontrar acomodo entre los corpulentos perros que les daban algo de calor, pero no dejaban de moverse. La cosa continuaba con el régimen alimenticio, basado en maíz crudo y pescado, y se remataba con las emociones de viajar en una frágil canoa por los caudalosos río canadienses, plagados de rápidos y rocas.
A partir de esa primera visita, se suceden los viajes y las aventuras. Sólo los títulos de algunos capítulos son geniales y no tienen desperdicio: «Consejos a los que viajen con indios», «El primer catecismo en lengua hurona», «El bautismo, tomado como causa de la peste», «Oficios del padre Yogues como esclavo de los iroqueses», «Logra escapar de los iroqueses», «Cómo es recibido en Francia», «Durante la misa les acometen los enemigos»...
La historia es increíble, un relato de aventuras verídicas que a ratos cuesta creer y hace incuestionable el mérito y el valor de aquel puñado de hombres que a partir de 1625 realizaron varios viajes hasta lo que entonces era el confín del mundo para establecerse allí, aprender el idioma de los nativos, congraciarse con ellos y tratar de evangelizar a las muy belicosas tribus de los hurones, los algonquinos y los terribles iroqueses.
Indio algonquino (David Wright)
Las penalidades empezaron ya en el primer viaje con la penosa forma de dormir, en endebles tiendas sobre la nieve alrededor de un fuego, con lo que se les congelaba la espalda y se les abrasaba el rostro, tratando de encontrar acomodo entre los corpulentos perros que les daban algo de calor, pero no dejaban de moverse. La cosa continuaba con el régimen alimenticio, basado en maíz crudo y pescado, y se remataba con las emociones de viajar en una frágil canoa por los caudalosos río canadienses, plagados de rápidos y rocas.
A partir de esa primera visita, se suceden los viajes y las aventuras. Sólo los títulos de algunos capítulos son geniales y no tienen desperdicio: «Consejos a los que viajen con indios», «El primer catecismo en lengua hurona», «El bautismo, tomado como causa de la peste», «Oficios del padre Yogues como esclavo de los iroqueses», «Logra escapar de los iroqueses», «Cómo es recibido en Francia», «Durante la misa les acometen los enemigos»...
Una obra curiosísima, con la que se parende historia, etnografía y cómo se las gastaban los jesuitas de la época. Un maravillosos y delicioso relato de aventuras reales que pone los pelos de punta en más de una ocasión.
Se puede conseguir a través de Iberlibro por unos diez o doce euros más gastos de envío y en algún que otro portal de búsqueda de libros antiguos.
Se puede conseguir a través de Iberlibro por unos diez o doce euros más gastos de envío y en algún que otro portal de búsqueda de libros antiguos.
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
YOO LEÌ ESTE LIBRO HACE UNOS 50 AÑOS Y ME PARECIÒ MUY INTERESANTE.ME AGRADARÌA RELEERLO
ResponderEliminarMuy interesante!
ResponderEliminarSí, yo también lo leí hace años y me encantó. Lo han reeditado en la Fundación Maior, por si a alguien le interesa
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