Título: Estas ruinas que ves
Autor: Jorge Ibargüengoitia
Páginas: 189
Editorial: Seix Barral
Precio: 16 euros
Una novela divertida, amena, grotesca, con toques
irónicos y bien escrita. El protagonista, Francisco Aldebarán, después
de vivir varios años en la capital decide regresar a su ciudad natal,
Cuévano, para dedicarse a la enseñanza como profesor
de literatura en la Universidad. Francisco se reencontrará con viejos
conocidos y comenzarán a producirse numerosas anécdotas en la vida de
sus vecinos, con sus chismes y cotilleos, como buena ciudad provinciana
que se precie.
Jorge Ibargüengoitia, (Guanajuato, México 1928 –
Mejorada del Campo, Madrid 1983), fue ante todo un autor con un alto
sentido crítico y sarcástico. Siempre ridiculizando a los personajes de
sus obras, muchos de ellos personajes del poder
político y económico de la época. Nunca le gustó que le consideraran un
simple humorista, ya que se trataba de un escritor serio y riguroso.
Siendo pequeño quedó huérfano de padre y creció
entre mujeres, su madre y sus tías, que siempre desearon que se hiciera
ingeniero. Entró en la Facultad de Ingeniería de la UNAM pero no acabó
los estudios. Más tarde comenzó los estudios
de Filosofía y Letras porque quería ser dramaturgo y recibió las clases de
Teoría y Composición Dramática que daba Rodolfo Usigli, al que más tarde
hicieran embajador pasando el testigo como docente a Jorge.
En 1962 se publica su obra«El atentado», galardonada con el Premio Casa de las Américas. En 1964 sale a la luz su primera novela «Los relámpagos de agosto» donde habla de la última fase de la Revolución mexicana y de la clase político-militar de su país.
En 1967 se publica el libro «La ley de Herodes» y en adelante le seguirían sus obras «Maten al león» (1969) basado en las vicisitudes de un atentado contra un tirano latinoamericano, «Estas ruinas que ves» (1975) fue galardonada con el Premio de Novela México en 1974 y fue llevada a la pantalla con el mismo título.
Le siguen las obras: «Dos crímenes» (1979) y «Los pasos de López» (1982) que cuenta las andanzas de los insurgente mexicanos, héroes de la independencia. Los personajes son ficticios aunque
alguno está inspirado en alguna figura histórica, como la del cura Miguel Hidalgo. Este libro es la edición mexicana de «Los conspiradores».
El escritor decide junto a su mujer, la pintora
inglesa Joy Laville quien ilustró las portadas de sus libros que publicó
en la editorial Joaquín Mortinz, trasladar su residencia a París para
trabajar de manera intensa en la que sería su
séptima novela. Fruto de esta decisión es reacio a asistir al encuentro
de escritores en Bogotá al que fue invitado. En el último momento
decide hacerlo y embarca en el vuelo 11 de Avianca que se estrella en el
Aeropuerto de Barajas en Madrid el 27 de noviembre
de 1983. A la vez desaparece el borrador de su nueva novela al llevarla
consigo.
En el mismo vuelo viajaban el poeta y novelista
peruano Manuel Scorza, el matrimonio formado por el crítico literario
uruguayo Angel Rama y la crítica de arte argentino-colombiana Marta Traba, y la pianista catalana Rosa Sabater.
Sus restos mortales fueron trasladados al Parque Florencio Antillón, Guanajauto donde una placa reza: «Aquí yace Jorge Ibargüengoitia, en el parque de su tatarabuelo, quien luchó contra los franceses».
El Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato otorga anualmente el Premio Nacional de Novela Jorge Ibargüengoitia. En el año 2000 se abrió al público la primera
biblioteca pública de la Red Nacional, que coordina el Conaculta, con el
nombre de Jorge Ibargüengoitia en San Bartolomé, Guanajuato.
Jorge Ibargüengoitia
Publicado por Mar Gil.
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