Culminación de Montoya - Luis Gasulla

Título: Culminación de Montoya

Autor: Luis Gasulla

Páginas: 280

Editorial: Destino

 
Precio: 15 euros 

Año de Edición: 1975

Hace tiempo que leí esta espléndida novela; uno de estos días me tropecé con ella en una librería de lance de Madrid y un montón de recuerdos asaltaron mi memoria. Es un libro barroco, con un estilo muy cuidado, brillante y culto, que narra el proceso de degradación de una persona, el coronel Montoya, aristócrata y militar profesional que carga con los remordimientos de un desgraciado pasado, del que se cree culpable, y avanza hacia su final, víctima de un destino inamovible. Es una tragedia clásica, llena de fatalismo, en el que dos antihéroes, Montoya el antiQuijote y su sirviente «el siútico», que bien puede tomarse como un antiSancho, viajan hacia el Sur buscando purgar su culpa.

Luis Gasulla, nacido en Buenos Aires en 1917, hijo de padre catalán y madre gallega,  comandante de la Gendarmería Nacional (policía militar de fronteras), colaboró en periódicos y revistas de varias ciudades argentinas. Desde muy joven se dedicó a escribir cuentos, en 1948 publicó su primera novela («Conquista salvaje»), en 1973 fué uno de los diez finalistas del Premio Planeta con esta novela, «Culminación de Montoya», y en 1974 la presentó al Premio Nadal, lo ganó y eso le hizo feliz. Con el dinero del premio pudo realizar un soñado viaje a España junto a su mujer, hija de castellanos viejos, para conocer la tierra de sus antepasados.

No he podido encontrar ninguna imagen de Luis Gasulla en la red, tan sólo esta entrevista que se publico en el ABC de Sevilla el 8 de enero de 1975, con motivo del Premio Nadal.

Un autor injustamente olvidado y una novela inolvidable, de una fuerza dramática tremenda, con un estilo deslumbrante y una factura impecable. Es un libro difícil de encontrar, creo que lo mejor puede ser buscarlo en las bibliotecas o en Iberlibro (Véase ¿Cómo encontrar un libro?), pero que vale la pena. Si lo véis por ahí, no lo dejéis escapar.

 Publicado por Antonio F. Rodríguez.