Título: Con el viento solano
Autor: Ignacio Aldecoa
Páginas: 232
Editorial: Alfaguara
Páginas: 232
Editorial: Alfaguara
Precio: 18,50 euros
Año de Edición: 2007
Tal fue el éxito alcanzado por Ignacio Aldecoa (Vitoria, 1925-1969) con su premiada obra «El
fulgor y la sangre» (1954) que, tan solo dos años después, publicó su segunda parte, «Con el viento solano» (1956). El escritor babazorro realiza una original sincronización de estas dos novelas, dos
de sus obras más destacadas, haciéndolas transcurrir las dos a la vez en el tiempo.
En esta ocasión, Aldecoa da un giro completo en su manera de narrar, cambia el estilo empleado de “El fulgor y la sangre”, convirtiéndo a estas dos obras las en dos novelas
con tanto, y tan poco en común, a la vez. Dejando olvidadas por completo las
frecuentes alusiones a la Guerra Civil, narra el día a día de Sebastián,
desafortunado protagonista huido de la justicia. Pese a que es la segunda parte
de una de sus obras más exitosas, «Con el viento solano» puede considerarse
totalmente independiente de su antecesora, pudiendo ser leída sin conocer
siquiera la existencia de la anterior.
Aldecoa, pese a ser vasco de origen, tiene por costumbre usar en
sus obras castellanismos, fuera de uso en el País Vasco, fruto sin duda de su larguísima estancia en
distintas ciudades del centro de Castilla. Además de adentrarnos con su léxico
en el más típico dialecto castellano, nos introduce también en el mundillo calé y elige como protagonista a un miembro de la etnia gitana. Aparte de la combinación del idioma caló con el castellano, las
referencias al mundo gitano son innumerables, ya sea sólo en los temas de
conversación de sus diálogos; haciendo con frecuencia alusión a aficiones o
espectáculos muy propios de los calés: el toreo, el futbol o el boxeo, así como en los escenarios en los que transcurre la obra, que se desarrolla en ferias y bares. Sin olvidar
tampoco el gremio del propio Sebastián, de su familia y
allegados: son tratantes, profesión, aún hoy en día, muy ligada a gitanos en muchas
zonas de España.
Más allá del amplio conocimiento del vocabulario tanto
castellano como caló que demuestra Ignacio Aldecoa en esta obra, destaca el
curioso uso de figuras literarias que suele incluir en sus páginas, más
típicas de la poesía que de la prosa, tales como anáforas prosadas, incluso
rimas en algún párrafo. Un recurso poco empleado en escritores anteriores a su
época, y que con el tiempo, en obras más modernas ha quedado desvirtuado por completo.
Esta novela dió lugar a una adaptación a la gran pantalla en 1966
de la mano de Mario Camus, que llegó a estar nominada a la Palma de Oro del Festivalde Cannes de ese mismo año. En ediciones recientes, es posible encontrar un
prólogo de la obra escrito por el propio Camus.
Ignacio Aldecoa (© EFE)
Publicado por Jesús Rojas.
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