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martes, 11 de junio de 2024

El crimen de la calle de Fuencarral - Benito Pérez Galdós


Título: El crimen de la calle de Fuencarral                                                                            Autor: Benito Pérez Galdós

Páginas: 82 pág.

Editorial: Siruela

Precio: 15,95 euros 

Año de edición: 2024

¿Se puede hacer alta literatura contando un caso real, una historia contada con pelos y señales por la prensa y sin un argumento ideado por el escritor? ¿Es el periodismo un arte o un oficio? Creo que buena parte de las respuestas a esas cuestiones se puede encontrar en este libro, acertadamente rescatado y editado ahora por Siruela, en su colección Clásicos policiacos, que apareció originalmente por entregas entre julio de 1888 y mayo de 1889, en forma de cartas al director del diario La Prensa de Buenos Aires.

Eran los años de Sherlock Holmes, «El signo de los cuatro» apareció en 1890, cuando se publicó esta estupenda y brillante narración basada en crímenes reales true crime en inglés—, que luce las principales virtudes del autor canario: estilo directo, sobrio y llano; alta densidad de información por párrafo; ritmo muy vivo; amenidad, pieza muy entretenida de leer; penetración psicológica y descriptiva más que notable, siempre con cuatro o cinco palabras, no más; cercanía, lenguaje coloquial y de la calle, y un tremendo dominio del oficio. Todo ello hace que Galdós sea un escritor muy grande que parece pequeño, la calidad disfrazada de humildad, el talento en pantuflas, en ropa de calle. Por eso tengo especial debilidad por este autor que Valle-Inclán llamo «garbancero» benditos garbanzos, las legumbres han sido siempre mi plato favorito—, porque nos cuenta las cosas con el tono de un vecino de confianza al tanto de los hechos.

En este caso, el tema tratado es el caso de la Calle Fuencarral, un crimen muy famoso, comentado en cafés, tertulias, mentideros y comercios, desmenuzado por la prensa y objeto de todo tipo de especulaciones, lo que añade una dificultad extra: cómo contar con interés lo ya sabido. Galdós lo resuelve con un estilo espléndido y añadiendo el análisis de la influencia de la prensa, la política y la opinión pública en el caso. 

En el número 109 de esa calle, actualmente 95, apareció asesinada la viuda de Varela, una acaudalada señora, junto a un bulldog dormido con un potente somnífero. El problema que se planteaba no era encontrar a un sospechoso, desde el primer momento había varios, sino dilucidar cuál era el culpable y quiénes los cómplices, si es que los había habido, entre el díscolo y peligroso hijo, la criada que dio hasta seis versiones diferentes y una amiga con la que contaba para todo. Además, en los casos reales nada está claro, toda la información es borrosa, como en la vida real y no siempre las cosas son lo que parecen. La novela tiene además el interés de que aparecen personajes históricos relevantes, como Francisco Silvela, Cánovas del Castillo y Nicolás Salmerón, que además de tener nombres de calle, fueron prohombres importantes en la historia de Madrid.

En fin, una novelita corta, de tan solo 59 páginas de texto neto, muy entretenida y que puede servir de muestra para calibrar el talento como narrador del autor. En mi opinión, sí, claro que puede hacerse alta literatura contando hechos reales y casos ya conocidos. Solo hace falta saber hacerlo. El periodismo puede llegar a convertirse en arte. En cuanto a este librito, me parece una obra brillante en su brevedad. Una lectura muy recomendable.

Esta edición incluye un sabroso prólogo de Lorenzo Silva (Madrid, 1966), que describe someramente la situación política del momento, su influjo y las principales características del modo de contar de Galdós

Para quien quiera saber cómo continuó la vida de los protagonistas más allá de lo que aquí se cuenta, se puede consultar la descripción del caso que da la wikipedia aquí.

Benito Pérez Galdós (1843-1920), el menor de los diez hijos de un coronel, nació en Las Palmas de Gran Canaria. Comenzó a estudiar Derecho en Madrid, pero muy pronto interrumpió la carrera para comenzar a publicar novela, teatro y reportajes periodísticos. 
 
Exageradamente tímido, iba siempre vestido de tonos oscuros para pasar desapercibido, era muy observador y padecía unas jaquecas espantosas. Poseía una memoria casi fotográfica: se sabía largos pasajes de «El Quijote» y era capaz de recordar y describir con precisión todos los detalles de una escena vista durante unos cuantos segundos varios años después. Era un buen dibujante y un maestro en la descripción de detalles realistas. 
 
Ha sido uno de los escritores más prolíficos que ha habido, autor de más de ochenta novelas, más varias piezas de teatro y artículos. Era favorito para el Premio Nobel de Literatura de 1912, pero ciertos enemigos políticos hicieron campaña en su contra. Está considerado el gran escritor realista de la España del XIX y uno de los mejores novelistas en español.

Benito Pérez Galdós, hacia 1905

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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