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miércoles, 22 de septiembre de 2021

El librero de Kabul - Åsne Seierstad

 

Título: El librero de Kabul                                                                                                Autora: Åsne Seierstad

Páginas: 256

Editorial: Maeva

Precio: 9,50 euros

Año de edición: 2005

Como una crónica de una muerte anunciada, así ha ocurrido en agosto de 2021 en Afganistán, donde hace más veinte años los talibanes se hicieron con el poder en el que se mantuvieron cinco años, 1996–2001. Otra vez han asaltado a la población amparados en sus kalashnikov, su temible brutalidad y en su ingente número.

La ciudadanía occidental nos llevamos las manos a la cabeza —con razón— por la suerte que va a correr la población civil y en especial las mujeres. Casi el resto de países giran la cabeza, sin embargo, no pocos deberían mostrar vergüenza por el papel que han tenido, especialmente a lo largo del s. XX, en la convulsa y compleja historia de un país que cuando no estaba ocupado por unas u otras potencias a causa de los grandes intereses económicos y estratégicos, se sumía en una terrible guerra fratricida, a la que esos países tampoco eran ajenos, pues apoyaban a unos u otros bandos. Se hace presente el poema de Kavafis «Esperando a los bárbaros».

Esta narración, en apariencia y estructura, es una novela porque tiene unos personajes cuya historia se nos cuenta. Una historia real que la autora vivió, pues compartió cuatro meses con la familia núcleo de la narración. Los nombres son inventados, pero no lo que nos cuenta de ellos. A través de los personajes nos va introduciendo en la cotidianidad de una familia —el concepto de familia que vive bajo el mismo techo es muy amplio, hasta trece personas y más— y gracias a las actividades de cada día entendemos la causa de la forma de pensar y ser de hombres y mujeres. Los hombres para trabajar fuera, las mujeres dentro al cuidado de todos, sin permiso para nada.

Åsne Seierstad es periodista y ha sido reportera en varios conflictos, y aquí le interesa hacernos fácil la comprensión de algunos aspectos fundamentales de la complicada y turbulenta historia de Afganistán, especialmente en la segunda mitad del siglo XX. Para ello introduce acertadamente a lo largo del desarrollo de la novela explicaciones sencillas, que nunca se hacen largas ni pesadas, siempre desde una perspectiva omnisciente más cercana a un reportaje didáctico que a una novela. Esa estrategia, aunque poco profunda en lo político, resulta efectiva porque la vida de la familia es la base de conformación de toda la sociedad y en el caso de esta narración destaca ¡cómo no! el machismo imperante en el país impuesto por el miedo, cuando no el terror, y la consecuente sumisión de la mujer. Escenarios tan difíciles de comprender para nosotros no solo por nuestra propia evolución sino por la diferencia cultural y que nos hace entender circunstancias tan tremendas como fueron y temer porque ahora, desgraciadamente, se repiten y ya, en estos momentos, hacen que la cotidianidad de sus gentes sea tan dura como hemos vivido en novela.

Hay temas que no se tratan y fueron en muchas ocasiones determinantes, como la droga o la construcción de los gasoductos, pero la novela nos provoca tanto interés por conocer más en profundidad la historia de Afganistán que nos estimula a seguir buscando información.

Novela con abundancia de mujeres. La abuela, una matriarca dominada por su hermano y jefe del clan que al quedar viuda tuvo que buscar su amparo, de manera que ella y sus hijos viven con y de él. Es una mujer que ha vivido 3 guerras y 5 golpes de estado. En torno a ella, los hijos de los dos hermanos, ellas encerradas en casa hasta sus matrimonios arreglados por dinero, y ellos también sometidos a la autoridad del padre y tío respectivamente.

A la escritora le ha interesado dar la visión de las mujeres oprimidas y el fenómeno que se produjo cuando se fueron los talibanes. La adaptación a nuevas cuotas de libertad fue muy lenta dado que las propias mujeres, que habían sufrido miedo y castigos por todo, tenían impresas a sangre y fuego las ideas retrógradas y represivas. Así es como se convirtieron muchas en sus propias carceleras. «Ahora no estaba prohibido aprender, se lo prohibía ella misma», dice de la hija menor que siempre ha suspirado por aprender más para ser profesora y marcharse de esa casa agobiante en la que se siente —y es—esclava de todos.

Cuenta hechos curiosos como el uso del burka, cuya tan frecuentemente aludida tradición data de principios del s. XX, cuando el Emir Habibullah decidió que lo usaran las mujeres de su harén para evitar que otros hombres las miraran. Eran unas prendas de seda bordadas con todo lujo que se asimilaron enseguida a la clase pudiente y poco a poco por emulación fue ampliándose su uso a clases populares.

Muy interesante y fácil lectura que en estos momentos nos hace tener más presente a un pueblo que sufre y para el que no parece verse un futuro de mínimo de progreso. Aconsejable para todo tipo de público y en especial, para los jóvenes.

Åsne Seierstad

Åsne Seierstad (Oslo, 1970) estudió filología rusa y española e historia de la filosofía. Como periodista ejerció como corresponsal de prensa y reportera en varios países en guerra. Según los editores de este, su cuarto libro, que ha vendió más de 200 000 ejemplares y no gustó al librero fuente de su inspiración, es una de las periodistas actuales más prestigiosas. Ha recibido numerosos premios internacionales y de su país. La descubrimos con la alegría de todo nuevo conocimiento, a pesar del tremendo tema que aborda.

Publicado por Paloma Martínez.

3 comentarios:

  1. El tema de este libro, que voy a comprar, tiene un trascendente interés para mi ¿de qué bárbaros se trata?¿los de la corrupción, o los de la intransigencia religiosa?
    Kavafis, termina su magnífico poema: " y ahora ya sin bárbaros que será de nosotros".
    Y esta es la gran amargura, la falta de esperanza.En este poema titulado ESPERANDO A LOS BÁRBAROS, subyace la tragedia del día siguiente y la necesidad de héroes, que pongan en su sitio a los bárbaros.
    Muchas gracias Paloma Martínez Lasierra.

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  2. Gracias, Paloma por recordarnos la existencia de esta novela,llena, además, de mujeres, y escrita por una magnífica corresponsal de guerra.

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  3. Muchas gracias Luís y María por comentar.
    Y no olvidemos Luis que todos llevamos un bárbaro dentro, más o menos domesticado, pero ahí está y nunca hay que bajar la guardia.
    Al leerla, ineludiblemente, me acordé también de "La piedra paciencia" terrible testimonio de una mujer escrito por Atiq Rahimi, autor afgano a quien me gusta mucho leer y escuchar.

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