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domingo, 21 de octubre de 2018

Bailo, luego existo


Para Julia

Dicen que mientras bailamos, el punto en el que nos parece que se sitúa nuestro yo se desplaza desde detrás de los ojos hasta nuestro centro de gravedad, en el abdomen, y a veces llega a inundar todo nuestro cuerpo. Bailar es una experiencia emocional y física fascinante, que nos llena de energía y felicidad, algo muy especial.

Sobre ese tema os dejo una entrada muy interesante del blog «Una antropóloga en la luna» que relaciona el sentirse vivo y la conciencia propia con la danza. Aquí la tenéis:


Publicado por Antonio F. Rodríguez.

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